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Nostalgia del compromiso

Juan Holgado rememora la «dignidad cívica» de El Correo desde 1966 a 1976

el 16 dic 2009 / 23:13 h.

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Debe de ser satisfactorio e inquietante para el autor de un libro que en el momento de la presentación asistan, entre el público, casi todos sus protagonistas. Juan Holgado, veterano periodista de El Correo, presentó ayer Tiempo de riesgos. El mundo del trabajo en El Correo de Andalucía desde 1966 hasta 1976, y lo hizo mientras los nombres que aparecen en sus páginas, protagonistas de aquella convulsa época, le miraban conmovidos a los ojos: Fernando Soto, Manuel del Valle, Eduardo Saborido, Bartolomé Clavero... Puede que al que más echó de menos el autor ayer noche fuese a Eduardo Chinarro, ya fallecido, cuyo nombre va ligado a Mundo Laboral, la mítica sección del periódico que hablaba sobre y para la clase trabajadora en el tardofranquismo.

Gran parte del libro trata de aquella breve nota informativa que El Correo publicó durante seis años. Fue un encargo que unos jóvenes abogados laboralistas le hicieron al entonces director, el jesuita José María Javierre. Los abogados eran Fernando Soto, Eduardo Saborido, Felipe González y Rafael Escuredo. Javierre le cedió el encargo a Chinarro, otro cura que buscaba la verdad en la libertad de prensa. Hasta que fue definitivamente censurada por el régimen, la sección Mundo Laboral logró dos cosas importantes: que la tirada del periódico pasara de los 6.000 a los 15.000 ejemplares. Y que El Correo de Andalucía se convirtiera en uno de los tres periódicos editados fuera de Madrid que el ministro de Información de Franco, Alfredo Sánchez Bella, hacía que le llevaran a diario en el primer avión a la capital, para que pudiera supervisarlo él mismo durante el desayuno. "Sin el paso de Eduardo Chinarro por El Correo no hubiera sido posible este libro que puede servir de homenaje a su persona y a su obra", dijo el autor, emocionado.

Años difíciles. El ex presidente de la Junta y presidente del consejo editorial de El Correo, José Rodríguez de la Borbolla, puso Tiempo de riesgos como ejemplo de la "corriente aperturista de la jerarquía católica de Sevilla", propietaria entonces del diario. "Era arriesgado para los medios tomar partido por el cambio. Habría que reflexionar por qué lo hizo la Iglesia y una pandilla de niñatos rojos que escribíamos en la página tres".

El consejero de Empleo, Antonio Fernández, lamentó que "ya no exista en ningún periódico una sección como Mundo Laboral". "Los jóvenes puede que se extrañen de que seamos tan pródigos elogiando la sección de un periódico. Pero aquellos periodistas se jugaron el puesto de trabajo, la salud y la libertad", dijo, "me pregunto qué habría escrito Chinarro hoy día sobre la Conferencia de Presidentes dedicada al desempleo". "Juan Holgado elevó el nivel de la dignidad cívica del periódico", dijo el actual director de El Correo, Antonio Hernández-Rodicio.A Holgado le metieron en la cárcel un día después de que El Correo publicara su entrevista a un joven Felipe González, cuando éste aún militaba semiescondido bajo el alias de Isidoro. Los dos pasaron la noche en los calabozos, y a los periodistas de hoy aquello les sirve para hablar del compromiso de la prensa.

"Las primeras repercusiones de la entrevista fueron: secuestro del periódico, declaración del director ante la Policía, rumores en la prensa alemana sobre el cierre temporal de El Correo, adhesiones de compañeros y ataques de la prensa extremista. Ocurrió esto cuando Isidoro hizo famoso a Felipe González", reza el libro. No es probable que ahora una entrevista desencadene tantas repercusiones como aquélla del 74. "Menos mal", pensarán muchos periodistas. Pero otros se guardarán para sí un "ojalá".

La historia dice que el mayor compromiso periodístico está intrínsecamente ligado a la mayor ausencia de libertades. Lo paradójico es que cuando era necesario ir a la cárcel por defender la libertad de prensa, ningún periodista hacía gala del orgullo por defender sus ideas. "No había mayor frustración para un periódico que el Gobierno pusiera en duda su honor", dijo ayer Holgado. No existía la libertad de información y menos el orgullo de defenderla. Ahora sí. Hoy un periodista que vaya a la cárcel por haber escrito la verdad incómoda al poder saldría más ancho que un bizcocho. Pero en el libro, Holgado hace nostalgia del compromiso, no del riesgo. No era orgullo aquello, sino frustración, miedo y compromiso.

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