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Nostra culpa

Esta semana se habla de la reforma en la Universidad, del modelo Bolonia y de todo lo que supone, y vuelven las protestas y los disturbios. Ahora es Bolonia la que pretende cargarse la Universidad...

el 15 sep 2009 / 18:41 h.

Esta semana se habla de la reforma en la Universidad, del modelo Bolonia y de todo lo que supone, y vuelven las protestas y los disturbios. Ahora es Bolonia la que pretende cargarse la Universidad, la que nos quiere desviar del buen camino para llevarnos a lugares horrendos e indignos. A la vez vuelven a evaluar a la Universidad española, y otra vez aparecemos en la cola de Europa. Sí, de esa Europa de la que se supone vienen esos cambios a peor, pero que a la hora de la verdad nos supera en casi todo. ¿Es que nadie ve la contradicción? ¿Es que nadie se da cuenta de que nuestra situación se arrastra desde hace años, y no es culpa de un Gobierno o de una Ley? Los universitarios españoles somos maestros en identificar culpables, en construir iconos a los que cargar todos los problemas. Bolonia es una oportunidad estupenda, una palabra a la que cargar de significados que no tiene, y para inflarla de connotaciones negativas. Los ranking nos dejan mal, y la culpa es de quien los hace; no nos preocupa el que todos coincidan en lo sustancial. Las últimas reformas nos dan lo que pedimos, y seguimos culpando al Gobierno de cuanto pasa. Nunca hemos tenido tantos fondos, y la culpa es de la financiación. Los estudiantes no consideran atractivo lo que enseñamos, y la culpa es de ellos. Por favor, seamos alguna vez culpables de algo. ¿Es que la gente no estudia carreras de Humanidades por culpa de la LOU, o de los cambios de Bolonia? ¿O es que llevan años sin tener atractivo para los estudiantes potenciales? ¿Desde cuándo faltan profesionales en algunas áreas, sin que la Universidad haya sido capaz de adaptarse para dar la formación que se necesita y cómo se necesita? ¿Nos han impuesto el mapa de titulaciones que tenemos, o lo hemos construido nosotros en ejercicio de nuestra autonomía?

Nuestra estructura de costes, nuestras plantillas, nuestra organización, ¿no la hemos decidido nosotros? En esto consiste la autonomía universitaria. Llevamos años disfrutándola; lo que en España supone una administración gobernada por sus propios funcionarios, una especie de cooperativa en la que la propiedad de la empresa es de otro, porque es pública, es de todos. Nos dicen que no estamos al servicio del mercado; pero con este argumento le damos la espalda a la demanda social de nuestra actividad. Porque estamos al servicio de la sociedad, y no de nosotros mismos.

Catedrático de Derecho del Trabajo

miguelrpr@ono.com

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