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"Nuestro sueño es que el torero abra la Puerta del Príncipe"

el 07 abr 2012 / 19:23 h.

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    La feria de 2012 se marcó a fuego con dos nombres propios: Arrojado, un excepcional toro de Núñez del Cuvillo, y Manzanares, que fue el encargado de inmortalizarlo creando una obra cumbre que no habría sido posible sin enhebrar bravura y gran toreo. Su ganadero, Álvaro Núñez Benjumea, recuerda aquel hito y da un repaso a la actualidad taurina en un año convulso para el complejo planeta de los toros.

    -Hablar de los Núñez del Cuvillo, un año después, es hablar del indulto de Arrojado.

    -Para nosotros fue un momento de felicidad inmensa. Volver a Sevilla y hacerlo de esa manera tan sorprendente fue tremendo. El mayor triunfo es que un torero abra la Puerta del Príncipe con nuestros toros pero un indulto es algo que nadie podía imaginar.

    -¿Ese toro, Arrojado, encarna el ideal de Núñez del Cuvillo?

    -Creo que hay toros que se acercan más a nuestro ideal. Puedo recordar a Esparragero, lidiado por Talavante en Zaragoza. También me encantó el sexto de la corrida de Sevilla. Aunque tuvo menos duración, tuvo una embestida maravillosa. Con Arrojado, son tres toros que marcan las pautas en las que nos gustaría movernos en la ganadería.

    -El encierro de Sevilla tuvo otras lecturas: implicaba una reconciliación con la empresa. Era una vuelta que no estaba exenta de peligros.

    -Era una tarde de mucha responsabilidad. Las desavenencias con la empresa nos habían impedido acudir los años anteriores y la última vez que habíamos venido fue con una corrida muy emotiva en la que Talavante abrió la Puerta del Príncipe y Morante cortó dos orejas después de una tremenda portagayola. Nosotros somos de aquí y el público es muy buen aficionado. Pero Sevilla significa mucho para un ganadero y cuando lidias en la Maestranza vas un poco asustado, ésa es la verdad.

    -Pero volver este año, después del indulto, debe dar vértigo.

    -En realidad, el que sea aficionado sabe que aquello fue una cosa irrepetible, que difícilmente volverá a ocurrir. Pero sí, habrá muchos espectadores que podrán ir a los toros pensando que van a salir al menos dos o tres reses como las del año pasado. Pero eso es muy difícil. Nuestro objetivo es llevar una corrida bien presentada, que nos guste y que salga buena, por supuesto.

    -El ganadero siempre prefiere hablar de camadas que de toros sueltos. En esa línea, tampoco pueden quejarse.

    -La del año pasado fue una temporada cuajada de tardes para el recuerdo. No puedo olvidar la corrida de Bilbao, El Puerto, Jerez, Ronda, Barcelona.. fueron muchas tardes memorables. Este año el comienzo no ha sido bueno porque la corrida de Olivenza no nos gustó. Lidiamos tres toros buenos pero alejados de lo que se espera de una ganadería como la nuestra. Esperamos retomar esa senda pero no es fácil alcanzar de nuevo la regularidad del año pasado. Cuando hay una tarde en la que todo sale bien es cuando lo valoras de verdad.

    -La referencia a la actualidad taurina es obligada. El toreo vive momentos convulsos entre empresas y toreros.

    -De estas cosas no se beneficia nadie. Que los mejores toreros no estén presentes en las mejores ferias es una mala noticia para el toreo, ésa es la realidad. ¿De quién es la culpa? Caben muchas interpretaciones pero a lo mejor los interlocutores que han buscado los toreros no han sido los más acertados pero lo que sí me duele es que hayan pagado unos toreros sí y otros no por una cosa que han hecho todos. En cualquier caso, es algo que no tiene ni mucha ni poca justificación. Las acciones de los toreros se pueden interpretar mejor o peor pero que sean El Juli y Perera los paganos es inadmisible.

    -¿Podría estar dirimiéndose el cetro o el poder del negocio?

    -Sin duda. ¿Quién es más importante, el que llena la plaza de gente o el empresario? Ése es el trasfondo de todo y es fundamental buscar un punto de encuentro porque el momento actual del toreo está necesitado de que cada uno cumpla su función: que el empresario haga las cosas bien y que el torero llene la plaza.

    -Hemos asistido a la construcción de un nuevo escenario para repartir el dinero de la televisión. ¿Que parte tiene el ganadero en este reparto?

    -Nosotros vendemos toros. El producto tiene unos derechos de imagen pero no creo que la gente vaya a vernos sólo porque se lidie una corrida nuestra. Estamos ligados a las empresas y las figuras que matan nuestros toros, más que a las televisiones.

    -Hay que volver al campo. Llamó la atención el reciente cruce de reses con Garcigrande. No tienen ningún miedo en apostar por la excelencia y abrir la ganadería.

    -Pensar que nosotros tenemos lo mejor de la cabaña brava es un absurdo. Tenemos cosas buenas como tienen otros muchos ganaderos pero sí sabemos de las dificultades que conlleva criar a un toro bravo y tenemos clarísimo que la única manera de subsistir es buscar lo mejor. Y si alguien lo tiene y tenemos la posibilidad de hacernos con ello, no tenemos que dudar en ir a buscarlo. Lo que pasa es que ha habido una época en la que se pensaba que cada uno tenía lo mejor y no se pensaba en acudir a otro ganadero. Antiguamente no era así. Carlos Núñez tenía lo de Rincón y cuando Villamarta fue la mejor ganadería compró reses de Villamarta. Eso es fundamental y aun así cuesta mucho trabajo. La idea es mantener la regularidad y seguir a la cabeza. Para eso no puedes pensar que tu ganadería es la mejor.

    -¿Podemos hablar de un tipo, un comportamiento y un encaste propio en el toro de Núñez del Cuvillo?

    -El 90% de la cabaña brava actual procede de Vistahermosa y con el tiempo cada ganadería ha ido adquiriendo su propia identidad. No sé si me atrevería a llamarlo un encaste pero llevamos mucho tiempo hablando del encaste de Fernando Parladé, que sólo fue diez años ganadero. Es más lógico hablar de encastes como el de Jandilla, que lleva treinta años separada o de nosotros mismos. Lo que sí está claro es que la vacada tiene su propia personalidad. La bravura es algo artificial y se mantiene por la selección diferenciada que le imprime el ganadero.

    -Habla de la obra del ganadero. A veces no valoramos el tesoro genético que ha levantado la crianza del toro bravo.

    -La bravura es algo excepcional, que se da muy poco. Los sementales son toros muy buenos pero no salen buenas más de un 15% o un 20% de sus crías. La bravura es recesiva porque el instinto natural de cualquier animal es afligirse ante el castigo. El toro no se aflige, se crece. Todos los animales pueden atacar pero cuando se ven sometidos se amansan o huyen. El toro bravo no y esa actitud es recesiva y se mantiene artificialmente.

    -¿Qué le estamos pidiendo a los toros en el siglo XXI? ¿Estamos rizando el rizo?

    -Es que tenemos que intentar que el toreo siga avanzando. La belleza del toreo es lo que demanda el público y para ello hay que seguir dando pasos hacia delante, nunca hacia atrás. Eso es lo que sorprendió de la faena de Manzanares el pasado año. Para que el toreo avance, el toro tiene que tener bravura y el público pide que todo lo que se haga sea emocionante. El secreto está en combinar la emoción de la bravura y la belleza del toreo.

    -Hablando del indulto de Manzanares, hay que recordar que aquel trasteo fue revelador. Abría nuevas puertas al toreo.

    -Sin duda. El indulto vino de ahí, surgió a través del toreo. Todos los condicionantes que hay que poner para torear tienen que ver con la bravura: la entrega, la codicia, la muleta por abajo... el gran toreo surge de la bravura y pudimos verlo aquella tarde. Aquel toro cayó en manos de un torero que estaba en estado de gracia y brilló a tal nivel que la gente se levantaba de los asientos sorprendida.

    -Es que los grandes toros tienen que caer en manos de los grandes toreros.

    -Siempre. Eso es matemático. No todos los toreros están capacitados para desvelar la bravura. En el encierro del año pasado hubo un primer toro que apuntó cosas estupendas, pero la bravura no se reveló. Pensamos que podía haber sido un gran toro pero te queda la incertidumbre de no haberlo visto. Cuando aparecen dos figuras en un cartel las probabilidades de que ocurra algo importante aumentan.

    -El compromiso de Sevilla está a la vuelta de la esquina...

    -Es verdad. Hemos apartado nueve toros. A la autoridad, que vino a casa a verlos, le ha gustado mucho el encierro. Cuando salgan a la plaza estarán perfectamente rematados. Cada plaza y cada tarde encierra un misterio, ésa es la realidad, y hasta que el toro no sale y coge la muleta es muy difícil pronosticar algo.

    -Ahí es donde se recoge el trabajo de tantos años.

    -Sí, pero la verdad es que Sevilla se nos ha dado bien. Hemos estado en doce ferias y en seis de ellas nos han premiado como mejor corrida lidiada por varios jurados. Nuestro sueño como ganaderos es que los toreros abran la Puerta del Príncipe.

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