Rozan los 50 años, poseen un alto nivel educativo y no prestan reparos a la hora de reconocerse enfermos de alzhéimer. Es la nueva generación de pacientes que empieza a recibir un diagnóstico temprano. Aún así, los expertos avisan: el 70% de los casos tarda año y medio en detectarse porque se achaca a una demencia senil inexistente.
"Los fallos importantes de memoria no son propios de la edad". Con esta tajante afirmación, Pablo Martínez-Lage, neurólogo de la Unidad de Trastornos de Memoria de la Clínica Universitaria de Navarra, desmonta la mayoría de los diagnósticos que reciben los mayores españoles. "Decir que una persona sufre demencia senil, asociada a la edad, no es aceptable.
Es un término muy extendido que despista, da una idea falsa de benignidad, hace creer que es cosa normal de la edad y termina por retrasar el diagnóstico y el tratamiento del alzhéimer. Hay que desterrar este concepto", critica.
Sobre todo, cuando las estadísticas han demostrado que hasta el 70% de los deterioros cognitivos que aparecen en edades avanzadas evolucionan hasta el alzhéimer. Otro 15% desembocan en el Parkinson. El resto, son consideradas demencias de diversa categoría o secundarias a enfermedades vasculares que terminan por afectar al cerebro.
No obstante, hoy es posible diferenciar los olvidos cotidianos de los patológicos. Según explicó Martínez-Lage durante el seminario Desafío Alzheimer organizado por Lunbeck el pasado fin de semana en Sitges (Barcelona), "no consideramos preocupante que una persona vaya a la cocina y no se acuerde a qué. O que no le salga el nombre del conocido que se encontró por la calle".
Sí da pie a sospechar que los olvidos son síntomas de un trastorno nervioso cuando una persona no se acuerda de lo que cenó o hizo el día anterior, niega la conversación que mantuvo con un familiar esa misma mañana, o repite varias veces la misma historia después de que los presentes avisaron al menos una vez que ya se la ha contado.
No debe levantar desconfianza el que las palabras se queden en la punta de la lengua. "Lo que no es normal es que estemos todo el rato diciendo pásame esto o aquello, porque no sepamos nombrar correctamente los objetos. Asimismo, la depresión y el retraimiento pueden aparecer en las fases iniciales de la enfermedad", apostilló.
la importancia de la familia. Sin duda, estas pistas son descubiertas en primer lugar por los familiares. Luego, pasan a formar parte de la historia clínica del enfermo, que se completa cuando el médico efectúa una batería de pruebas cognitivas y de imagen. "Con todo ello, hoy se consigue un acierto diagnóstico del 90%".
De ahí que el caballo de batalla actual sea que el enfermo de alzhéimer llegue al neurólogo, dado que más de la mitad de los pacientes se pierden antes de llegar a la cita. "Es el gran reto: diagnosticar el alzhéimer lo antes posible para poder tratarlo lo antes posible. Esto es más importante que los fármacos que puedan venir", concluyó el especialista.
