Un chalecito de la avenida Manuel Siurot acoge El Zeste, no es el primer negocio de hostelería que pasa por allí, un local, por otra parte, digno de mejor suerte de la que ha tenido hasta ahora, porche de entrada, barra y mesas altas para el tapeo, un coqueto y acogedor comedor, un jardín trasero con muchas posibilidades, en la plata alta, otro comedor y un magnífico reservado para unas quince personas, con baño propio y una buena terraza para el aperitivo, la copa de sobremesa y el cigarro. El nuevo negocio abrió sus puertas el pasado mes de noviembre. El equipo que lo comanda está formado por dos profesionales que, a pesar de su juventud, ya atesoran una brillante experiencia, conocimos Juan Manuel Pérez, jefe de cocina, y a Ismael Espinar, jefe de sala, en el quiosco del parque de la antigua Pirotecnia, donde ya merecieron el reconocimiento de su creación de Pincho de gambas al whisky, un clásico que siguen ofreciendo, tras pasar por el recoleto hotel de la calle Parras, han puesto toda su ilusión en este proyecto, junto a ellos, en la cocina, el buen oficio del malagueño Juan Miguel Picón que, tras pasar por los fogones del mediático chef Chicote en su NO-DO de Madrid y por el sevillano Binomio, nos deleita con su buen oficio ahora en El Zeste.
El Zeste, que abrió en noviembre, es un establecimiento muy acogedor con zonas de interior y exterior.
La propuesta es cocina de mercado y productos de temporada, ahora, por ejemplo están trabajando las setas. En su inquieto afán culinario experimentan con nuevos productos como el ajo negro, una fermentación controlada del ajo normal que da como resultado una textura cremosa, densa, con un sabor intenso, con ellos elaboran su ali oli negro que usan en alguna preparación. Así, la carta intenta mantener un equilibrio entre recetas tradicionales, con presentaciones muy cuidadas, y algunas propuestas más innovadoras. De la huerta familiar de Ismael, oriundo de Aznalcázar, se traen productos frescos, así como de una finca de Brenes que les provee de productos ecológicos como la calabaza, panes especiales e incluso un vino casero. Carta que irá cambiando con las diversas estaciones del año.
Hay un menú del día a 8,50 euros, pero un señor menú, por ejemplo el día de nuestra visita consistía en espinacas con garbanzos, papas con chocos y postre casero. Se sirve Cruzcampo, pero tienen también una selección de cervezas internacionales, con marcas tan emblemáticas como Paulaner, Guinnes y otras. Los vinos se copean todos, a buen precio, con propuestas clásicas como un seguro Azpilicueta o un más moderno La Planta, no obstante, la carta está en evolución y se incorporarán nuevas etiquetas.
Probamos la Caballa marinada con ali oli de ajo negro, una caballa fresca sobre tostadita, con el original ali oli y tomate Chicote, una fuerte concentración de sabores que ya se detecta en el aroma. No podíamos dejar de probar el Pincho de langostinos al whisky, un sabroso bocado galardonado en concursos de tapas. Sorprendente la Torrija ibérica, todo un homenaje a las tradicionales migas, un plato evocador, con sus matices de pan tostado con chorizo, notas de jamón ibérico y magistral huevo frito, el pan esponjoso, bien frito por fuera, bien acompañado por un Tarsus de Ribera de Duero. Otra interpretación de la comida tradicional son sus Costillas de cerdo a la barbacoa, ahumadas, con una salsa propia, suave, predomina el recuerdo de kétchup, que potencia su sabor, equilibrado con un trozo de yuca frita cuya sequedad contrasta con la jugosa grasa de la costilla porcina, jugamos a maridar con un alegre y fácil tinto Sangre de Judas y con un elegante Azpilicueta Crianza, ambas opciones funcionan bien. Un brownie acompañado de un vino de naranja puso buen colofón a la comida.
LA FICHA
- Dirección: Avda. Manuel Siurot, nº 34. 41013 Sevilla.
- Horario: De 08:00 a 18:00, lunes a jueves. Viernes y sábado hasta 24:00. Cierra domingos noche.
- Teléfono: 955 22 85 82
- Web: elzeste.com
- Caña: 1. Pinta: 1,40 euros.
- Blancos: 1,80. Tintos: 2,50 euros.
