Víctor Fernández, ayer en San Pablo.
El Betis no aprende de sus errores, de los muchos que ha cometido a lo largo de la temporada, y da igual quién juegue, quién sea el rival y quién se siente en el banquillo, porque los fallos son contumaces, repetitivos y ya cansinos. En Las Palmas volvió a cometer un penalti en los primeros minutos (fue el más tempranero de toda la temporada), volvió a ser incapaz de aguantar un resultado a favor y volvió a quedarse en inferioridad (la novena vez en lo que va de campaña entre Liga y Copa). Y también volvió a encajar un gol absurdo en los últimos minutos del partido, una lacra de la que el conjunto verdiblanco no se libra ni con agua caliente y que ya le ha costado la friolera de nueve puntos en lo que va de curso.El defecto empezó a ser patente muy pronto, en la segunda jornada: ante el Hércules, en Alicante, el Betis empataba 2-2 a pesar de jugar con uno menos pero Sendoa, en el 85', le dejó sin un valioso puntito. Ante el Real Unión, en casa, ganaba 1-0 cuando Abasolo, al filo del 85', consiguió el 1-1 definitivo; otros dos puntos al limbo. En Cádiz, tras remontar un 1-0 y colocarse 1-2, llegó el 88' y Ogbeche, de cabeza, obtuvo el 2-2; dos puntos menos. Frente al Huesca, de nuevo en Heliópolis, vencían los verdiblancos por 1-0, pero jugaban con dos menos, llegó el descuento y Camacho hizo el 1-1, también de cabeza. Y en el Estadio de Gran Canaria, el 0-1 de Emana no sirvió de casi nada porque Rondón, de nuevo en el 88', frustró la victoria bética.
Estos cinco goles no son los únicos que ha encajado el Betis en los últimos minutos. También lo hizo ante la Real Sociedad en Anoeta (Xabi Prieto en el 85') y contra el Rayo en casa (Piti, de penalti, en el 89'), pero ninguno de esos tantos repercutió en el resultado. El equipo de Heliópolis ya perdía por 1-0 en San Sebastián antes de esa segunda diana y ganaba por 3-0 al Rayo antes de recibir el gol en contra.
Hay un dato significativo en estos tantos encajados que no habla precisamente bien de la competitividad defensiva del Betis en esos momentos tan cruciales de cualquier encuentro. Excepto el del Rayo, que fue de penalti, todos los goles fueron fruto de remates en el área chica o muy cerca de ella, tres de ellos de cabeza (el de Ogbeche en el Carranza, el de Camacho para el Huesca y por supuesto el que logró el venezolano Rondón ante el fallo de Rivas y la indecisión de Goitia el pasado sábado).