Es una maravilla cómo ha quedado El Salvador. Cinco años de esfuerzo, humano y técnico, han merecido la pena para que, generaciones venideras, además de la presente, puedan disfrutar de lugar tan señalado. Pero además de la estrenada obra, me quiero quedar con la inaugurada vida profesional que tal obra ha significado para nueve personas. Hasta quince de Forja XXI han participado en la restauración de esas pequeñas cosas de El Salvador, grandes en su significado, que requieren de manos artesanas. Y según nos confirma Francisco Navarro, presidente de esa institución, nueve de esas quince han conseguido trabajo en empresas de Sevilla. Le podrán parecer pocas a algunos. A mí me parecen muchas. Para esas personas, y sus consiguientes familias, El Salvador representa un antes y un después en sus vidas. Imagino que contar en los curriculum con las tareas desarrolladas en esa iglesia habrá tenido su peso. Peor saber que el empujón final para lograr el puesto de trabajo ha sido el que es, impone. Felicidades a todas ellas.
Periodista
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