Bar Cafetería San Carlos Uno ocupa una buena esquina, justo al lado de un parque infantil. Por Javier Compás Abierto desde el pasado mes de septiembre, San Carlos Uno ocupa una buena esquina de este barrio popular, justo al lado de un coqueto parque donde juegan los niños del vecino Colegio del Loreto (Irlandesas), bajo la cariñosa vigilancia de madres y abuelos. Con varias mesas bajo los flamantes toldos, que son rojos aunque el ambiente interno sea más bien verderón, podemos echar una cervecita contemplando los frondosos árboles del entorno. Dentro, un típico bar de barrio, con azulejería trianera, pantallón para los partidos, buena barra de madera en ele y mesas adecuadas. La casa está en la línea, ya lo hemos adelantado en titulares, del antiguo bar El Cangrejo, local de tapas que estaba junto a El Tremendo de Santa Catalina y donde, entre montaditos y emparedados, se fraguaron buenas tertulias y hasta un equipo de futbito, de no poco éxito en las ligas locales, en la época dorada de este deporte antes de que el ladrillo arrasara con la mayoría de las zonas deportivas de la ciudad. Ladricidio en el que incluso participó la Universidad haciendo desaparecer aquel mítico campo de Reina Mercedes junto a la torre. El pulpo a la gallega y el solomillo al whisky son de los platos más servido en este local. Bueno, pero lo nuestro es el buen yantar y el buen bebercio, y en el San Carlos Uno se entiende de eso. De entrada nos llama la atención el tortillón (1,50 euros) tipo cámara de rueda de camión de cani en La Higuerita que se exhibe en la barra. Hay dos tipos, tortilla española tradicional, ole, y la de escombros, con taquitos de jamón y chorizo entre las papas nos decantamos por ésta, que nos sirvieron acompañada de lechuga y dos salsas (aparte, como debe de ser), mahonesa y cóctel. El bocado es sabroso y la tapa quita el hambre seguro. Tienen el detalle de calentar el pan. También tostaditos y con su chorrito de aceite o tomate triturado, vienen los panes que acompaña el jamón, un decente corte de ibérico firma Samaniego (2/7 euros), y todo por unos módicos siete euros la ración. La verdad es que todos los precios están muy bien, porque ya en pocos sitios te ponen tapas de este tamaño y calidad a 1,50 euros y encima te puedes tomar una mediana de Cruzcampo por un eurito. También hay vino, y aunque sirven el conocido Beronia de Rioja, tienen un pitarra extremeño en frascas muy agradable, con casera está magnífico. Para los cansinos de la manzanilla, se despacha una encomiable Barón de Sanlúcar de Barrameda, claro. En caliente probamos un aseado pulpo a la gallega (2/6 euros), con buenas patatas cocidas y buen punto de pimentón. Después vino un solomillo al whisky, que, en realidad, se flambea con brandy, lo cual es de agradecer, por el sabor y por el uso del producto local, unas panaderas bien aliñadas con pimientitos hacían buena compañía a los dos filetitos de la tapa. Hay pizarra de sugerencias fuera de carta, como un atractivo pastel vegetal (2 euros), cóctel de marisco (2 euros) o panes como el Antojo de mechá con paté o el jamón ibérico con salmorejo, todos a 5,50 euros. LA FICHA
- Propietaria: María Fernández Rodríguez.
- Dirección: Manuel Vallejo, nº 2 (esq. Rafael Laffón) 41008 Sevilla
- Horario: De 8 a 0 horas. No cierra ningún día.
- Teléfono: 954 217 908.
- Cerveza y tinto de verano: 1 euro.