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El desfile de Nuevo Montecarlo lo abrían seis niñas con trajes en tono pastel que recordaban a las artistas de los primeros años del siglo XX, con volantes terminados en piquillos y encajes en tono crudo. Y es que quince años dedicados al diseño de traje de flamenca son el aval de la firma Nuevo Montecarlo y de su diseñadora Loli Castallo.
Los volantes son imprescindibles en una buena colección que está hecha, según su autora, "para favorecer a la mujer que lo lleve puesto", con un tinte tradicional, aunque "con toques de renovación". Además, se han visto diferentes tejidos en los trajes, tanto telas bordadas simulando los mantones de manila como telas entrelazadas con encajes que han gustado mucho a las personas allí presentes.
Y es que, según Castallo, "no hay una mujer para un traje de flamenca, sino un traje de flamenca para cada mujer". Es por eso que su colección, titulada 'Con el alma' está protagonizada por los volantes, que aumentan en número tanto en la falda como en las mangas, en los que resaltan los adornos de encajes como piquillos.
Como broche final, no podía ser de otro modo el vestido de novia de corte flamenco, con muchos volantes, de cola y con una mantilla que nace en el moño era lucida por la modelo sevillana María José Suárez a quién se le saltaron las lágrimas nada más salir a la pasarela.
