Cofradías

Nunc dimittis

el 13 feb 2013 / 18:28 h.

Han pasado tres días desde que Benedicto XVI anunciase urbi et orbe su renuncia a la Sede de San Pedro, decisión trascendental que, sin duda, va a marcar esta Cuaresma recién estrenada. Tras haber pasado de la conmoción por tan inesperado anuncio a la emoción y gratitud por semejante muestra de generosidad y responsabilidad, no quería dejar pasar esta oportunidad para recordar brevemente las relaciones de este Papado expirante con las Hermandades y Cofradías.

No en vano, Benedicto XVI se ha dirigido específicamente a ellas en varias ocasiones, como el 10 de Noviembre de 2007 cuando recibió en el Vaticano a la Confederación de Cofradías de las Diócesis de Italia a las que exhortó, tras recordar su histórica influencia en las comunidades cristianas, a volver a lo esencial, a ser fieles a su carisma, a su identidad y a la preciosa herencia recibida de sus mayores, para cooperar eficazmente en la nueva evangelización. Las conclusiones de aquel discurso son perfectamente aplicables a nuestras corporaciones, con las que también trabó contacto a través de las audiencias concedidas con motivo de diversas peregrinaciones (caso de la Soledad de San Lorenzo, la Estrella, el Calvario, etc.).

Quizás el hito más destacado de esta singular relación, por insólito, fue la contemplación de la Virgen de Regla entronizada en su paso de Palio durante la celebración de la JMJ de 2011 en Madrid. Jamás un Papa estuvo tan cerca de un paso sevillano. Por último no podemos olvidar su impulso para la celebración del Encuentro internacional de Hermandades que tendrá lugar, D.M., en Roma el próximo mayo, ya bajo el Pontificado de un nuevo Papa. Pero más allá de todo ello, hemos de agradecer y recordar el legado espiritual dejado por este Papa a la Iglesia, sobra la base sólida de las tres virtudes teologales, para que ésta sigua bogando mar adentro del siglo XXI. Un trabajo que ha agotado sus fuerzas hasta hacerle exclamar como Simeón en el Nuevo Testamento: "nunc dimittis domine servum tuum..." "Ahora Señor puedes dejar a tu Siervo ir en paz" (Lucas, 2-29). Gracias por todo ello Santidad.

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