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Nunca disparen al pianista

El Sevilla rescató su mejor versión cuando más lo necesitaba y, con ella, reivindicó su estatus de vigente campeón del torneo

el 27 feb 2015 / 10:04 h.

Los sevillistas sufrieron pero también disfrutaron de su equipo. La victoria fue toda una alegría Los sevillistas sufrieron pero también disfrutaron de su equipo. La victoria fue toda una alegría En los salones de aquellas polvorientas películas del Lejano Oeste que hicieron célebre el género western había un cartel que advertía: No disparen al pianista. Allí, en esos salones donde eran habituales las disputas verbales y físicas y las balas dejaban a más de uno fuera de combate para los restos, el dueño del establecimiento recurría a dicho cartel para rogar que todas esas disputas no afectasen a quienes ponían el espectáculo y amenizaban el lugar. Desde hace mucho tiempo, el nivel de exigencia al Sevilla es grande, muy grande. Gracias a él –entre otras razones– el equipo de Nervión ha ido conquistando títulos y dando alegrías inimaginables a su afición. El último Sevilla en lograrlo fue el de Emery, un técnico experto en sacar máximo fruto a lo que tiene, hasta el punto de proclamarlo campeón de la Europa League. Ese día, el listón volvió a quedar realmente alto. No era fácil afrontar la temporada actual con ese hito sobre la espalda, con una plantilla que perdía a varios de sus puntales y que volvía a sufrir una profunda remodelación... Pese a ello, ahí está luchando por una plaza en la Champions. El golpe más duro llegó en la Copa del Rey, donde las expectativas de alcanzar la final eran grandes. Un duro revés, sin duda, que marca la temporada y que ha puesto a todos en el punto de mira, especialmente a Emery. La derrota de Anoeta, por la forma en que se produjo, sacudió a todos. Las dudas y las críticas están ahí, hasta el punto de que existía una sensación bastante extendida de que las posibilidades de este Sevilla en el Borussia Park eran escasas. Pero ya lo decía el cartel de aquellas viejas películas del Oeste: no maten al pianista. Y ese pianista no es otro que el Sevilla, uno de los protagonistas estelares del torneo continental en los últimos años, uno de esos que dan espectáculo siempre. Tres títulos lucen en sus vitrinas y ninguno por casualidad. Este Sevilla, sin que ello suponga alejarlo de la crítica, merece que confíen en él. Ayer lo dejó claro.

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