El presidente de EEUU, Barack Obama, envió ayer un nuevo mensaje de conciliación a Irán y aseguró que Washington quiere poner fin a tres décadas de enfrentamiento siempre que Teherán deje las amenazas.
La Casa Blanca distribuyó ayer un vídeo con un mensaje de Obama al pueblo iraní, subtitulado en farsi, en el que el presidente estadounidense insta a los dos países a superar sus diferencias. El vídeo se distribuyó con ocasión de la festividad iraní de Nuruz, o Año Nuevo, una de las más populares del país persa y que es anterior al surgimiento del Islam. "En esta estación de nuevos comienzos, me gustaría hablar claramente a los líderes iraníes", declaró el presidente Obama. "Contamos con serias diferencias que se han agrandado con el tiempo. Mi Gobierno está comprometido ahora con una diplomacia que aborde toda la gama de asuntos pendientes entre nosotros, y con la búsqueda de lazos constructivos entre EEUU, Irán y la comunidad internacional", señaló el presidente estadounidense.
No obstante, advirtió a las autoridades iraníes que "las amenazas no harán avanzar este proceso. Buscamos en cambio una implicación que sea sincera y se base en el respeto mutuo". "Ustedes tienen que tomar una decisión. EEUU quiere que la República Islámica de Irán adopte el lugar que le corresponde en la comunidad de naciones", recordó, Obama.
Durante su campaña electoral, Obama había expresado su disposición a dialogar directamente con los países hostiles, entre ellos Irán. Así, durante la ceremonia de investidura, el mandatario aseguró que estaba dispuesto a "extender la mano si ustedes sueltan su puño", un mensaje que desde entonces el Departamento de Estado ha repetido en diversas ocasiones.
La Casa Blanca indicó, por su parte, que el vídeo representa una manera del presidente estadounidense para hablar directamente al pueblo iraní sobre el deseo de EEUU de colaborar con su país. No obstante, la Casa Blanca matizó que EEUU mantiene sus diferencias con Irán, en particular en lo que respecta a las amenazas de Teherán contra Israel y el programa nuclear que Irán trata de desarrollar. Un programa que Obama calificó en el pasado como "una amenaza".
Según los medios estadounidenses, Obama ofreció a su colega ruso, Dmitri Medvédev, en una reciente carta, cancelar el escudo antimisiles de EEUU en Europa del Este a cambio de la ayuda de Rusia contra el programa nuclear iraní, aunque tanto Washington como Moscú han negado este extremo.
Por su parte, Irán respondió ayer al presidente estadounidense que recibe con buena fe su mensaje conciliador pero que no es suficiente, ya que espera hechos concretos, que incluyan una disculpa oficial. "Lo recibimos de buena fe. Pero se necesita un paso adelante concreto. EEUU debe admitir su errores, que se remontan al pasado y son históricos", declaró ayer Ali Akbar Javanfaker, considerado uno de los asesores más cercanos del presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad.
Ambos países rompieron sus lazos diplomáticos en abril de 1980, una vez consolidada la revolución islámica que derrocó la monarquía pro occidental del último Sha de Persia, Mohamad Reza Pahlevi.
El pasado enero, escasos días después de que Obama asumiera el cargo y expresara su deseo de iniciar un nuevo capítulo si Teherán abría el puño, Ahmadineyad ya replicó que su país espera un "cambio fundamental en la política estadounidense, cimentado en el respeto mutuo". También solicitó una disculpa oficial al pueblo iraní "por los daños infringidos en el pasado". Días atrás, el líder supremo de la revolución iraní, ayatolá Ali Jamenei, quien tiene la última palabra en asuntos de Estado, volvió a denunciar que "la política de la actual administración norteamericana es la misma que en el pasado, no ha cambiado".
Las raíces de la hostilidad entre los dos países se remontan a 1953, fecha en la que un golpe de estado ejecutado por la CIA y urdido por los servicios secretos británicos derrocó el gobierno democrático del entonces primer ministro Mohamad Mosadegh y devolvió el poder absoluto al Sha.
Irán desea que EEUU se disculpe por aquel acto y por todas las conspiraciones fallidas que, según Teherán, ha apoyado en los últimos 30 años para desprestigiar al régimen de los ayatolá. Además, la administración Clinton admitió en 1998 su participación en la conspiración que derrocó a Mosadegh.