El presidente de EEUU instó ayer desde París a "no olvidar" las lecciones del desembarco de Normandía, un ejemplo de cómo las acciones "de unos pocos pudieron cambiar el curso de todo un siglo". 65 años después del Día D, Obama participó en los actos de tributo a los soldados fallecidos en la II Guerra Mundial junto a Sarkozy, Brown, Harper y el príncipe Carlos.
"En una hora de máximo peligro y en medio de las circunstancias más terribles, hombres que se creían normales y corrientes descubrieron que podrían hacer lo extraordinario", destacó Obama, al rendir homenaje a los veteranos que combatieron, metro a metro, para escalar los acantilados de la costa normanda y garantizar una cabeza de puente desde la que se lanzaría la liberación de Europa de los nazis.
Más de 260.000 soldados, aliados y alemanes, murieron en los tres meses de combates tras el día D que permitieron la liberación de Normandía. El homenaje de ayer fue tanto más emotivo por cuanto es, con toda probabilidad, uno de los últimos de relevancia en que podrán reunirse numerosos antiguos combatientes.
"Los ciudadanos de todas las creencias, y los que no tenían ninguna, se dieron cuenta de que no podían permanecer pasivos ante la muerte y la destrucción salvajes", recordó. "Nuestra historia siempre ha sido la suma total de las elecciones tomadas y los actos emprendidos por cada persona individual. Siempre ha dependido de nosotros", sostuvo.
El Desembarco de Normandía, donde la victoria aliada se produjo pese a tremendas circunstancias en contra, abrió la puerta al triunfo final en la II Guerra Mundial e "hizo posible los logros que vinieron tras la liberación de Europa", recordó. "No podíamos saberlo entonces, pero mucho del progreso que iba a definir el siglo XX, a ambos lados del Atlántico, viene de la batalla por un trozo de playa de sólo diez kilómetros de largo y tres de ancho", afirmó. Obama se reunió antes de la ceremonia con el presidente francés, Nicolas Sarkozy, en una cita bilateral en la que advirtió a Corea del Norte contra sus actos "extraordinariamente provocadores". "Vamos a examinar muy de cerca cómo vamos a actuar", sostuvo Obama, que indicó que no tienen "intención de mantener una política que recompense la provocación".
El presidente francés, por su parte, dijo sobre Pyongyang: "Queremos paz. Queremos diálogo. Queremos ayudarles a desarrollarse. Pero no queremos que se extiendan las armas nucleares". Sarkozy también mostró su disposición a aceptar en su país a algunos presos procedentes de Guantánamo.
El líder galo se pronunció, como su homólogo americano, sobre el Día D: "¿Que hubiera pasado si no hubieran vencido? De esa lucha nació Europa. Hicimos la paz y construimos Europa. Se lo debemos a los que dieron la vida en esa batalla".