El presidente de EEUU, Barack Obama, partió ayer hacia Rusia en una visita que tiene como objetivo "reiniciar" las complicadas relaciones entre los dos países y avanzar en las negociaciones sobre una reducción nuclear.
Obama, que tras Rusia viajará a Italia para participar en la cumbre del G-8 y a Ghana -su primera visita presidencial a un país africano-, tiene previsto salir de Washington a última hora de la tarde y llegar a Moscú hoy, para reunirse de inmediato con el presidente ruso, Dmitri Medvédev, y ofrecer una rueda de prensa.
El presidente estadounidense también se reunirá, el martes en un desayuno de trabajo, con el primer ministro ruso, Vladímir Putin, del que muchos consideran que es aún la figura clave en Moscú pese a abandonar la presidencia hace un año, y pronunciará un discurso sobre las relaciones entre ambos países. Obama busca subrayar, en palabras del asesor de la Casa Blanca para asuntos euroasiáticos, Michael McFaul, que quiere "establecer un nuevo tipo de relación con Rusia".
Sus conversaciones con las autoridades en Moscú serán "abiertas y representarán un tipo de informe acerca de en qué punto estamos en este momento para tratar de establecer esta nueva relación, más sustantiva, con el Gobierno ruso", explicó. Buena parte de las conversaciones con Medvédev y Putin se centrarán en las negociaciones entre ambos países para firmar antes de fin de año un nuevo tratado de reducción de armamento nuclear que sustituya al actual START de 1991, que expira en diciembre.
Tanto representantes estadounidenses como rusos han expresado optimismo ante los progresos logrados en estas conversaciones, aunque han subrayado que los números concretos no se podrán adelantar hasta más avanzadas las negociaciones.