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Obama y McCain echan el resto en los estados clave

Los candidatos a la Casa Blanca dedican todos sus esfuerzos a ganarse a los ciudadanos de los principales estados bisagra, como son Virginia -donde estuvo Obama- y Florida -adonde acudió McCain-. Los sondeos confirman que el viento sigue soplando a favor del demócrata, que recibió el viernes el respaldo de The Washington Post. Foto: EFE.

el 15 sep 2009 / 16:58 h.

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Los candidatos a la Casa Blanca dedican todos sus esfuerzos a ganarse a los ciudadanos de los principales estados bisagra, como son Virginia -donde estuvo Obama- y Florida -adonde acudió McCain-. Los sondeos confirman que el viento sigue soplando a favor del demócrata, que recibió el viernes el respaldo de The Washington Post.

El Post afirmó que el demócrata "tiene el potencial de convertirse en un gran presidente" pese a su "relativamente escasa experiencia en la política nacional". Real Clear Politics, un sitio de internet que realiza una media de los distintos sondeos le daba 6,8 puntos de ventaja al aspirante demócrata. Obama puso rumbo el viernes a Virginia, un estado republicano desde las presidenciales de 1968 en el que los conservadores ven ahora peligrar su hegemonía.

Situado al sur de la Costa Este de EEUU, Virginia, como el resto de los estados sureños, abandonó a los demócratas tras la Presidencia de Lyndon Johnson (1963-1969) por insatisfacción con las reformas que impuso en el campo de los derechos civiles. Pero Virginia, que ha pasado de ser un estado rural y conservador a uno más urbanizado y plural, está ahora en juego. Es uno de los 10 o 12 estados a los que se circunscribe la batalla por la Presidencia de EEUU.

El demócrata defendió allí su plan para mejorar el sistema sanitario del país, donde 47 millones de personas carecen de seguro médico. Obama vinculó nuevamente a su rival republicano con las políticas fallidas de George W. Bush, cuya escasa popularidad se ha convertido en un lastre para las ambiciones políticas de McCain.

"En el debate de esta semana, McCain sintió la necesidad de informar de que él no es el presidente Bush", señaló Obama, en referencia al comentario del republicano el miércoles, quien dijo a su contrincante: "Yo no soy el presidente Bush, si quería usted competir con él debió presentarse hace cuatro años". "No culpo a McCain por todos los errores de Bush. Al fin y al cabo sólo ha votado con George Bush el 90% de las veces", añadió Obama en tono irónico.

"Pero es justo decir que en los tres debates y 20 meses [de campaña], el senador McCain todavía no ha dicho una sola cosa que le haga diferente de George W. Bush en lo referente a los asuntos económicos más importantes a los que hacemos frente hoy", añadió en tono serio.

<b< El republicano . McCain, mientras tanto, estuvo ayer en Florida, un estado que históricamente favorece a los republicanos y donde Obama tiene ahora una ligera ventaja, no significativa desde el punto de vista estadístico.

La campaña de senador sigue centrada en desacreditar a Obama, como demuestran las llamadas automatizadas en varios estados del país que vinculan al demócrata con Bill Ayers, un ex miembro del grupo radical Weather Underground implicado en atentados contra el Pentágono y el Capitolio en la década de los años 60.

Las llamadas, que comenzaron el jueves en Nevada, Wisconsin y otros estados clave sostienen que Obama "ha trabajado estrechamente con terroristas como Bill Ayers, cuya organización bombardeó el Capitolio, el Pentágono, la residencia de un juez y mató a estadounidenses".

Obama condenó las actividades radicales de Ayers, con quien colaboró en la junta directiva de varias asociaciones benéficas en Chicago pero con quien no existen pruebas de que mantenga o haya mantenido una relación estrecha. El demócrata insistió el miércoles en que cuando Ayers era un radical él tenía ocho años.

El debate . El tercer y último cara a cara entre los dos candidatos a la Casa Blanca se convirtió en el segundo más visto de sus enfrentamientos al registrar 56,5 millones de espectadores. La media de audiencia en los 90 minutos se vio mermada por su coincidencia con un decisivo partido de béisbol entre los Philadeplhia Philies y Los Ángeles Dodgers. No alcanzó los 63,2 millones del segundo duelo electoral y tampoco igualó el atractivo cara a cara entre el demócrata Joe Biden y la republicana Sarah Palin.

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