Local

Objetivo: Alcanzar la felicidad

el 02 mar 2011 / 21:20 h.

TAGS:

Cuando toma la palabra no hay freno. No sabemos si es el verbo el que no abandona a Antonio Jorge Larruy o es él quien no da tregua al discurso. De un modo u otro está excusado. Él es el gran gurú -con perdón, porque nuestro protagonista abomina de este término- del autoconocimiento. Su vocación de acompañar a las personas en el camino de la realización es tan firme que ha logrado lo que hace unos años parecía imposible: el reconocimiento académico. En primavera impartirá un máster en la Universidad de Barcelona.

Además de dignificar como pocos el abusado y gastado término ‘auto-ayuda', Larruy todavía encuentra tiempo para salir de Barcelona -donde está al frente del centro Espacio Interior- y bajar hasta Sevilla. Aquí impartirá a finales de mes un curso muy reducido en el que condensará lo esencial de su teoría: "Insisto mucho en que la vida tiene un sentido dinámico", dice. ¿Que cómo potenciarlo? "Practicando la meditación y acercándonos más a nosotros mismos", argumenta. Si no le queda claro, aquí tiene otra píldora: "Cualquier ser vivo está conectado consigo mismo y todos los recursos e información que precisa salen de su propio fondo. En el ser humano debería ser así, pero por desgracia, no lo es. La razón es que estamos desconectados de nuestro mundo interior. Mi trabajo consiste en reparar la instalación".

Discípulo del desaparecido Antonio Blay (precursor de la psicología transpersonal), Larruy confía en que "poco a poco la sociedad vaya comprendiendo que el bienestar material es insuficiente para alcanzar la felicidad". No parece nada sencillo hacer calar semejante idea en una sociedad que, pese a la crisis, lleva décadas disparando los índices de consumo. Pero hay que ser optimistas, "debemos buscar la plenitud en otro lado. No es a base de tener y de conseguir como encontraremos el sentido a nuestra vida", insiste.

Por Sevilla, hasta la fecha, no se ha dejado ver nunca. Pero Larruy no tiene ninguna duda de que sus palabras serán rápidamente entendidas por quienes se acerquen a escucharle. "La sociedad comparte una neurosis colectiva por culpa de habernos desconectado de lo natural. Los problemas son literalmente los mismos en Sevilla que en Barcelona o San Sebastián", asegura tajante. Tampoco le importan mucho los condicionantes. Su discurso parte del respeto a todas las creencias, aunque reconoce que, debido a la "crisis de fe, mucha gente está sintiendo la necesidad de tener un conocimiento más experimental de sí mismos".

Tampoco se pueden hablar de perfiles. Así que si le asaltan las dudas a la hora de acercarse a sus conferencias porque usted no se ve rastafari y por el momento tampoco tiene intención de trasladar su domicilio fiscal a una comuna vegetariana, pierda cuidado. "La autenticidad no tiene formas. Uno puede ser un muy auténtico empresario y un muy auténtico hippie, lo importante es ser auténtico", arguye Larruy, quien confiesa que por sus clases aparecen personas de toda condición y perfil. ¿Lo que les une? "La infelicidad o, por lo menos, el anhelo de ser aún más feliz".

Anhelo que hace diez años unía a dos generaciones -de 40 y 50 años- y que hoy, paradójicamente, se extiende cada vez a más y más jóvenes. La razón parece sencilla y es que "cada vez surgen antes las dudas": "Por fortuna las nuevas generaciones van comprendiendo que la plenitud hay que buscarla en otros lugares alejados del consumo".Diametralmente opuesto a cualquier tipo de planteamiento ligado a creencias o a liturgias, Antonio Jorge Larruy no está dispuesto a ser visto como un guía de nada ni de nadie.

"En mis cursos formamos una reunión de personas que investigamos en nuestro interior, compartimos de igual a igual", reconoce. Tal vez por ello muchos a su alrededor han acabado por comprender que "la felicidad no depende de lo que nos pasa, depende de una actitud interior": "Viviremos en paz si ejercitamos la paz, no si esperamos a que llegue una situación tranquila. Debemos poner todas nuestras horas para que nuestro mundo sea mucho más lleno". "Todos los problemas del ser humano están ocasionados por la desconexión con el fondo". Si atiende a Larruy usted mismo podrá ejerce como electricista del corazón. Y tal vez su mañana sea bastante más sonriente.

  • 1