Jóvenes al día

Obsso, una ‘app’ para intercambiar pertenencias

Esta iniciativa tiene como objetivo crear un mercado sin dinero en el que poder canjear productos que ya no se usan por otros que puedan ser de utilidad.

el 17 ene 2015 / 09:00 h.

Víctor Gónzalez, uno de los fundadores de Obsso, el primer mercado sin dinero a través de la red. Víctor Gónzalez, uno de los fundadores de Obsso, el primer mercado sin dinero a través de la red. Comprar sin dinero es algo que parece utópico en los tiempos que corren, pero que se puede conseguir y de hecho existe desde el Neolítico. El trueque entre productos en desuso y otros que se necesitan fue lo que inspiró a Víctor y Carlos González a crear Obsso, el primer mercado sin dinero de Europa que funciona a través de internet. «Obsso surge de la necesidad de desprendernos de aquellos productos que tenemos por casa y no utilizamos para ponerlos en valor y conseguir a cambio otros bienes que necesitamos o deseamos», explica Víctor, uno de sus fundadores. Su misión es que no sea necesario gastar dinero para consumir productos si existe alguien de su entorno que lo tenga y se lo pueda ceder a cambio de cualquier otra cosa de la que disponga en ese momento. Obsso surge en marzo de 2013, cuando sus creadores deciden materializar su idea de consumo colaborativo. Se trata de una empresa startup (negocios novedosos que comienzan a implantarse por primera vez) de reciente creación que en la actualidad se encuentra en la búsqueda de su modelo de negocio. Además de Carlos y Víctor González, Obsso está compuesto por dos socios capitalistas y un técnico que desarrolla en Android. «Nuestra plataforma es 100% gratuita para nuestros usuarios aunque prestamos un servicio de envíos de productos con una empresa de paquetería a nivel nacional, por la que cobramos una comisión por cada envío», subrayan los jóvenes. «La tendencia del consumo colaborativo llega hasta nosotros a partir de una charla de Rachel Botsman titulada The case for collaborative consumption en la que esta referente del consumo colaborativo en EEUU expone cómo el acceso a bienes y servicios puede ser de relevancia sin ser necesaria la propiedad de los mismos», exponen. A partir de ese momento empiezan a analizar el movimiento a nivel mundial y plantean una forma de poner en práctica esta corriente. Para ello diseñan una aplicación para Android en la que poder intercambiar productos sin que intervenga el dinero, a la que han llamado Obsso. En nuestro día a día se nos presentan situaciones en las que podríamos compartir nuestras posesiones o pedir prestados a otras personas que tenemos alrededor: «Imagínate que estás en casa una tarde y quieres colgar un cuadro pero no tienes taladro. ¿Qué haces? Vas a la tienda más cercana compras un taladro, cuelgas el cuadro y guardas el taladro probablemente durante meses o incluso años. ¿No sería más inteligente pedirlo prestado a un vecino o alquilárselo por horas? Este es el tipo de situaciones donde el consumo colaborativo quiere incidir proponiendo que el acceso es mejor que la propiedad», explican los creadores de Obsso. El consumo colaborativo ha llegado a España para quedarse, así lo cree Víctor: «El futuro pasa por convertirnos en prosumidores (productores y consumidores al mismo tiempo). Todos podemos ofrecer algo que alguien necesita y eso, en un mercado globalizado donde todos estamos conectados, es muy importante». Además explica que en EEUU ha surgido un movimiento muy fuerte de consumo colaborativo con plataformas como Airbnb o Uber que han conseguido posicionarse a nivel global como soluciones alternativas a mercados consolidados como el transporte o el alojamiento turístico. «En Europa también tenemos casos bastante considerables como Blablacar, que trabaja un concepto de compartir gastos en nuestros viajes en coche», destaca el defensor de este modelo. Actualmente Obsso está compuesta por 10.000 personas que comparten todo lo que tienen en casa: «Formamos una comunidad compuesta por perfiles muy variados dado que entre nuestras categorías se pueden encontrar de todo: juegos de videoconsolas, muebles y electrodomésticos, objetos de coleccionismo o herramientas». Entre los intercambios curiosos, destacan el caso de una chica que cambió su vestido de novia por una lavadora que necesitaba. «El vestido de novia es una claro ejemplo de un producto que se utiliza una vez en la vida y acaba en el armario. Quizás a esta chica la experiencia del matrimonio no le gustó mucho y no quiso guardar ese recuerdo», bromean. Según un estudio de Ebay, cada español está en posesión de 32 productos en casa que no utilizan y que tienen un valor de 3.000 euros. «Nosotros queremos que esos bienes entren en un mercado de intercambio a nivel nacional para que las personas que conforman la comunidad Obsso puedan tener acceso a ellos y puedan utilizarlos. Lo mejor que podemos hacer con todos esos productos es ponerlos a disposición de otros y conseguir por ellos algo que nos haga falta o nos guste», resumen. Entre sus planes de futuro para este 2015 se encuentran consolidarse en España con su peculiar visión de consumo responsable además de abrir un nuevo mercado a nivel europeo con Reino Unido como centro neurálgico para sus operaciones.

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