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Ocho años para blindar el Tamarguillo

Sevilla requiere un nuevo blindaje del Tamarguillo. Desde las medidas tomadas tras las riadas de 1961, sólo se han ejecutado actuaciones menores que mantienen un problema latente que el temporal de lluvias del pasado invierno volvió a poner de manifiesto: "Hay problemas de inundaciones especialmente por el incremento de la escorrentía por las nuevas urbanizaciones".

el 16 ago 2010 / 18:33 h.

La actual red de saneamiento basada en el colector del Tamarguillo, que discurre bajo la Ronda y desvía el agua hasta la estación de Su Eminencia, no es suficiente para frenar posibles inundaciones. Este diagnóstico es la base de un proyecto de infraestructuras que deberá ejecutarse en los próximos ocho años. Durante meses se barajaron distintas opciones: incrementar la capacidad de la red de canalización, interconectarla con otras cuentas y estaciones de bombeo o interceptarlas a través del canal del Valle inferior.

Finalmente, y tras la experiencia de los tanques de tormentas de la Alameda y de Dos Hermanas -junto a la nueva infraestructura de Alcalá de Guadaíra las únicas instalaciones de este tipo controladas por Emasesa-, se optó por este sistema: un enorme pozo que acumula el agua de las lluvias y después la canaliza evitando las inundaciones. Durante el último invierno se tuvo que activar en una docena de ocasiones y en una de ellas se vació al rebosar su capacidad.

Se barajaron hasta cinco grandes infraestructuras, aunque finalmente se optó por delimitar la actuación a dos proyectos, con un coste de casi 30 millones de euros. El primero, bajo la calle de la Gruta de las Maravillas, en las inmediaciones de Luis Uruñuela; el segundo, en la zona deportiva ubicada entre las avenidas de Kansas City y 28 de febrero. Se harán prácticamente los dos a la vez, según el proyecto aprobado en junta de gobierno este año, con una duración de tres años y tres objetivos claros: frenar las inundaciones que se producen en cada temporada de lluvias en la avenida de Montesierra, en la barriada de Padre Pío y en los alrededores de la Ronda del Tamarguillo, por donde circula la actual red de canalizaciones.

El efecto debe ser inmediato y no sólo sobre estas tres zonas de actuación prioritaria. Según los estudios técnicos en los que se basan los proyectos de los dos tanques de tormenta, éstos deben conseguir mejorar la resistencia de dos de los grandes polígonos industriales de la ciudad, Store y Calonge, a las lluvias. En el otro lado de la balanza, apenas conseguirán retener los problemas en otras tres zonas industriales, como Su Eminencia, Polígono Aeropuerto o Hytasa; áreas que hubieran requerido de otro tipo de infraestructuras que finalmente no se han considerado prioritarias en el plan de actuación.

El impacto será desigual también en las barriadas de esta zona de Sevilla. Las inundaciones se frenarán en las Huertas, en los alrededores del Polígono San Pablo, entre la SE-30 y Montesierra, en la avenida de Andalucía, en Alejandro Collantes, en Ciudad Jardín y en toda la barriada de San Diego. Sin embargo, en zonas como Alvar Núñez Cabeza de Vaca, la avenida de la Paz, Águila Perdicera y Ocho de Marzo apenas tendrán impacto las dos grandes infraestructuras.

Para que estos efectos se perciban, no obstante, aún restan varios años. Emasesa ya tiene los proyectos, que fueron aprobados a finales de año por el consejo de administración de la empresa metropolitana de aguas y están ratificados por la Gerencia de Urbanismo, a la espera de que finalice la fase de exposición pública y de presentación de alegaciones, pero aún resta por establecer los mecanismos de financiación: el coste de los proyectos asciende a casi 30 millones de euros y hay que fijar un cronograma de obras. Hay eso sí un límite ya establecido: cada proyecto no puede durar más de tres años y el plazo máximo de ejecución es 2018.

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