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Ocho citas (y una más)

Chico conoce a chica, o viceversa, o chico y chico, o chica y chica. Ambos o ambas cenan juntos, van al cine, comparten sábanas y desayuno. Si todo marcha bien, las tostadas y el café se transforman en un almuerzo con mantelería escogida y padres al otro lado...

el 15 sep 2009 / 03:42 h.

Chico conoce a chica, o viceversa, o chico y chico, o chica y chica. Ambos o ambas cenan juntos, van al cine, comparten sábanas y desayuno. Si todo marcha bien, las tostadas y el café se transforman en un almuerzo con mantelería escogida y padres al otro lado; si la magia se rompe, el círculo se abre y toca empezar de nuevo, salir de noche, conversar -es un decir- aunque no te apetezca, cazar por si acaso, que nunca se sabe con quién puedes toparte al otro lado de la barra. Ocho citas, la ópera prima de Peris Romano y Rodrigo Sorogoyen, nos habla del complejo mundo de las relaciones sentimentales, cita a cita, encuentro a desencuentro: desde la declaración de intereses a los celos, pasando por la lucha contra la rutina o la conversación casual años después de su fin.

'Ocho citas' es una película deliciosa. Con un guión consciente de que lo importante aquí es transmitir y entretener, y no deleitarse uno mismo -y su ombligo- con piruetas formales y giros sorprendentes en la historia, la película ensambla ocho momentos que suenan muy cercanos y, aquí, más que coherentes. Influye, además, el trabajo de sus intérpretes: en su sitio, sin querer robar protagonismo a los demás, aunque brille de forma muy intensa Raúl Arévalo, primero tierno y emocionante como protagonista, después -ya como secundario- al borde del sainete. Y la banda sonora, que reúne a lo mejor del indie patrio, y que da gusto escuchar como fondo a diálogos hilarantes entre suegros y cuñados, o colándose entre decisiones que pueden acabar -o comenzar- algo importante.

Con los títulos de crédito aún en pantalla tuve la sensación de haber visto una película extraña: leve, divertidísima, de factura impecable, alejada de tópicos y, sin embargo, española. Que esto ocurra en un panorama que acusa todavía restos de landismo es para suspirar de alivio. Por supuesto, les recomiendo comprar su entrada para la cinta Ocho citas hoy mismo. Reirán como descosidos, a carcajadas. No lo duden, no se la pierdan, y añádanse como novena cita.

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