Tener que contar con la ayuda del personal de un museo para poder acceder a su interior es algo que no quiere nadie, los discapacitados tampoco. Sin embargo, todavía, ellos tienen que hacerlo así, ya que de los 29 museos destacados de Andalucía, sólo diez cumplen con las disposiciones vigentes para permitir su entrada a personas en silla de ruedas o a personas con movilidad reducida.
Lo revela un estudio realizado por la Confederación Andaluza de Personas con Discapacidad Física y Orgánica (Canf-Cocemfe Andalucía), que se encuentra en una lucha continua por conseguir unos derechos para que este colectivo se desarrolle igual que las demás personas.
Imaginarnos un recorrido por un museo sin poder escuchar la explicación de la creación de un cuadro por una carencia auditiva o no poder acceder a la obra deseada por falta de apoyos en una escalera produce una gran impotencia.
Es lo que siente cualquier persona con alguna de estas discapacidades con tan solo estar a las puertas de un museo, pero erradicarlo depende de las administraciones, según esta asociación. Y es que varios de estos centros presentan obstáculos y sólo nueve pueden ser visitados aunque precisan de mejoras significativas. De los museos considerados en el estudio, el 44,8% presenta obstáculos que impiden o dificultan la entrada a personas con movilidad reducida y un 55% tiene importantes trabas en su visita.
Desde Canf-Codemfe critican que en museos como el de Bellas Artes de Granada, el de Artes y Costumbres Populares de Sevilla, el Manuel de Falla en Granada o el Museo Antonio Manuel Campoy en la provincia de Almería, presentan considerables barreras de acceso o de recorrido.
Se trata de poner la cultura al alcance de todos y para ello este colectivo reclama que las administraciones inviertan el dinero necesario para que también los discapacitados sean capaces por sí solos acceder a ese mundo. De los museos estudiados, sólo nueve disponen de aparcamientos próximos reservados a discapacitados y sólo cinco cuentan con elementos de apoyo (como asideros de apoyo o barandillas en escaleras).
Sistemas de señalización sonora, visual y táctil, rótulos a la altura adecuada (entre 90 y 120 centímetros), servicios de megafonía o escritura en braille para que personas con discapacidad sensorial puedan acceder a diversa información son las asignaturas pendientes de la mayoría de los museos.
El estudio revela que sí hay una tendencia de estos centros por acercarse a un diseño mucho más accesible, pero mucho queda aún por hacer y de forma significativa, sobre todo en museos antiguos, aunque incluso también en los de nueva construcción.
