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¡Olé las maletas con ruedas!

Yo no sé qué le vieron a Fleming, Marconi (ojo, Mar-co-ni, no se confundan), Watt, Bells o De la Cierva y todas esas cabezas inventoras y constructivas; entiendo el reconocimiento a los mismos por lo mucho que hicieron y lo que mejoraron la vida con sus inventos, pero que se ningunee al monstruo sagrado...

el 16 sep 2009 / 05:54 h.

Yo no sé qué le vieron a Fleming, Marconi (ojo, Mar-co-ni, no se confundan), Watt, Bells o De la Cierva y todas esas cabezas inventoras y constructivas; entiendo el reconocimiento a los mismos por lo mucho que hicieron y lo que mejoraron la vida con sus inventos, pero que se ningunee al monstruo sagrado que inventó las maletas con ruedas no puedo entenderlo, y por eso escribo este laudatorio. Si Cristo no hubiera nacido y, justificadamente, no se hubiera convertido en el vértice de la Historia (antes y después), habría que haberla dividido en antes de las maletas con ruedas y después, pues la vida cambió de la noche a la mañana.

Si me hubieran visto, hace 22 años, en mi viaje de novios, con unas carísimas maletas de cuero, en Londres, de Victoria Station parriba a Paddington pabajo, ida y vuelta, con una cara de fijador, corriente y costero de la penúltima en el Caifás de San Gonzalo, me comprenderían perfectamente. Ahora que tanto se usan con las vacaciones, quiero homenajear al -para mí más que premio Nobel- que tuvo la idea de ponerle ruedas a las maletas, y desde aquí, si vive, decirle que lo quiero, que lo abrazo, que le agradezco todo lo que ha hecho por el mundo, posiblemente mucho más que otras que tienen calle, plazas y glorietas. Nunca lo olvidaré.

Font Ortiz es abogado.

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