La decisión del Juzgado de lo Mercantil número 1 cogió con el pie cambiado al hombre al que más perjudica una junta de accionistas a corto plazo: Luis Oliver. El empresario navarro, que con la connivencia y el apoyo de la mayoría del consejo de administración consiguió retrasar la asamblea extraordinaria hasta el último día de noviembre, acudió ayer por la tarde a la ofrenda floral en el Claret y al contrario de lo que es habitual en él, no quiso atender a los medios de comunicación. "En estas ocasiones uno siempre dice algo que no debe decir. Nos pilláis de improviso y siempre se mete la pata. Las ruedas de prensa improvisadas luego dan siempre mucho que hablar", comentó el consejero y director deportivo.
El acto, además de lo novedoso por el lugar de celebración, deparó estampas dignas de recogerse, como la del propio Oliver sentado en la iglesia al lado del vicepresidente, Rufino González, contra el que se ha querellado. El único consejero que faltó fue Francisco Nuchera, que sólo apareció por el club el día que se votó la junta del 30-N.
El club, por cierto, anunció ayer que mañana jueves a las 10.00 de la mañana volverá a reunirse con los tres administradores de las acciones de Farusa. Juan Manuel Gómez Porrúa, Rafael Gordillo y Carlos Ruiz de Huidobro confían en que esta vez sí les faciliten toda la información económica que llevan solicitando desde hace semanas.
