Según la Guardia Civil, circulaba a 125 km/h en una vía limitada a 90 y el análisis toxicológico practicado por orden judicial a la sangre que le extrajeron en el hospital -que su defensa quiere invalidar- reveló una tasa de 1,26 gramos de alcohol por cada litro de sangre, el triple de lo permitido. Pero Ortega Cano aseguró que "nunca" supera los 80 km/h en esa carretera que conoce "perfectamente" y que no ingirió ni gota de alcohol, solo "se mojó los labios" con una copa de cava que le ofrecieron a media tarde en el local La Hospería donde hizo tiempo esperando al médico del ambulatorio antes de recoger a su hija para ir a Villaverde. Su explicación para el choque frontal contra Parra -invadiendo el carril contrario en una recta perfectamente señalizada y con visibilidad, según el fiscal-, es que debió sufrir "alguna cosa extraña, un vahído o mareo" porque si hubiera visto el coche "antes de chocar me tiro por el barranco".
Ortega Cano se declaró no responsable de los hechos que se le imputan: homicidio imprudente, conducción temeraria y bajo los efectos del alcohol, por los que el fiscal y la familia de Parra piden cuatro años de cárcel. Y contestó, de pie, a todas las preguntas. Pero si fue muy tajante al negar que bebiera y condujera ebrio, dijo no recordar que adelantara en zonas prohibidas e invadiera el carril contrario -como declararon conductores que se cruzaron con él antes del siniestro e incluso alertaron al 112-. Y fue especialmente vacilante -"hay cosas que no concuerdan" llegó a decir el fiscal- sobre su cansancio al volante o si tenía prisa por llegar a casa. Se declaró "cansado pero dominando la situación" y con "ganas de llegar a casa pero no para correr".
"Yo después de morir mi mujer -Rocío Jurado- sí le digo que me quedé solo con dos niños y en algún momento que quería morirme y unos meses sí recurrí a la bebida pero cuando me dijeron lo del corazón la bebida se acabó para siempre", aseguró cuando el letrado de la familia de la víctima aludió a la presunta preocupación de su hermano por su adicción al alcohol.
Previamente, Ortega Cano dijo que el día de los hechos solo tomó Coca-Cola primero en casa de familiares de la amiga de su hija y luego en el hotel La Arquería de Burguillos donde había quedado con su dueño pero llegó tarde y paró poco;que no bebe cerveza porque le "sienta mal por los gases"; que es un hombre "de campo y deportista" y que incluso en las recepciones a los visitantes de su finca donde se les ofrece "rebujito muy rebajado" él toma Aquarius. "El alcohol para mí es veneno", aseguró. Sobre el cava que le ofrecieron a media tarde, el fiscal y la acusación le recordaron que en la instrucción "primero dijo que fue media copa, luego una y ahora que se mojó los labios". "Como siga así me bebí... pero por mucho que me diga usted yo le voy a decir que me mojé los labios" por no "desairar" el ofrecimiento, contestó molesto al letrado de la familia Parra, Luis Romero, al que en otro momento del interrogatorio llegó a pedir que le hablara más bajo.
El fiscal, Luis Rodríguez León, le preguntó minuciosamente por horarios -llamó la atención sobre lo mucho que tardó en recorridos cortos-, qué consumió y su conducción. En varias ocasiones interrumpió al acusado para exigirle concreción. Incluso le cortó cuando al preguntarle si no pudo ser que viera el coche de Parra y no le diera tiempo a reaccionar, Ortega Cano trató de prometer que no "por la salud de mis hijos". "Déjelo ahí, lo promete y ya".
Le preguntó cómo explica que, sin beber, el test de alcohol diera positivo y fue el momento en el que Ortega Cano se defendió con más vehemencia. "Lo que yo diga es pura verdad y lo que salga en los análisis será o no será. A mí por ser un hombre público se me ha tergiversado y se me ha hecho una injusticia tremenda. Yo vengo aquí a decir la verdad, confiando en la justicia y en Dios y con la pena de la persona que falleció que siempre llevaré sobre mis espaldas", declaró.
Los letrados de las aseguradores se centraron en preguntar si ya que alega haber sufrido vahídos antes no se planteó dejar de conducir, a lo que Ortega Cano alegó que le pasó "una vez, si no no cogería ningún coche y el médico me lo hubiera prohibido", aunque añadió que desde el accidente no ha vuelto a conducir ni lo hará.
El juicio continuó con las declaraciones, más breves, de la viuda de la víctima, Manuela Gurruchaga, y su hermano, Manuel Parra. Fueron los letrados de las aseguradoras quienes más preguntaron a la viuda, sobre todo sobre la situación laboral y económica de la familia -entre Mutua Madrileña y Línea Directa han indemnizado a la familia con 170.000 euros-. La acusación particular le preguntó si conocía a Ortega Cano y lo había visto en bares pero cuando trató de saber si conocía que bebiera habitualmente la jueza, Sagrario Romero, intervino tajante. "No conteste".