Cultura

Ortega Cano tiene un sueño: torear en Sevilla

Nunca se terminó de marchar del todo este torero al que las circunstancias de su vida personal pusieron en el candelero de la prensa rosa después de consagrarse como gran figura del toreo. Más allá de su matrimonio, del papel 'couché', Ortega Cano se ha sentido por encima de todo torero.

el 15 sep 2009 / 22:19 h.

Nunca se terminó de marchar del todo este torero al que las circunstancias de su vida personal pusieron en el candelero de la prensa rosa después de consagrarse como gran figura del toreo. Más allá de su matrimonio, del papel 'couché', Ortega Cano se ha sentido por encima de todo torero.

-Maestro, usted se ha convertido en un personaje público más allá de su profesión. ¿La fachada de ese personaje ha podido oscurecer al torero?

-Por dentro y por fuera de mi persona lo que hay es un torero desde que mi madre me parió, porque yo soy un matador apasionado, que disfruta de la profesión en cada momento del día. Me gusta torear en el campo, me gusta torear de salón, me gusta oír hablar de toros y he tenido la suerte de escuchar a gente muy importante entre aficionados y toreros. Es algo que hablaba con Rocío en muchos momentos, que habíamos tenido la suerte de conocer tres décadas muy importantes en el mundo del toreo y en el mundo del flamenco.

-Pero, ¿esa condición de hombre famoso ha podido afectar al torero que lleva dentro?

-No, yo estoy convencido de que cuando ha habido algún momento flojo de mi carrera ha sido porque yo no he apretado. Cuando lo he hecho he estado en los lugares que merecía estar. Para nada. El destino de las personas está ahí y yo estoy agradecido a la vida por haberme casado con una persona como Rocío y con todo lo que ha venido alrededor, con lo que ella llevaba, que era una artista muy grande, pero una persona muy responsable que no vivía el mundo de la farándula. Lo que pasa es que yo creo que toda esta parafernalia ha sido más por terceras personas que por nosotros mismos. Nosotros nunca hemos creado ninguna polémica ni ningún problema. Han sido personas de alrededor, pero en definitiva lo que hay dentro de mí es un torero y un buen aficionado.

-Se le considera un torero de arte, pero a lo largo de su carrera ha destacado en esos momentos en los que había que tirar de casta.

-Mi alma de torero es de artista. Yo soy una persona muy sensible para muchas cosas y también para lo que más me gusta, que es el toreo. En esa sensibilidad vierto mi sentimiento artístico, mi manera de torear. Lo que pasa es que mi carrera no ha sido fácil. Ha sido de mucha constancia, de apretar en algunos momentos en los que no había más remedio que torear las corridas en las que me ponían entonces y había que hacer el esfuerzo como fuera. Pero cuando he podido he toreado como a mí me gusta con el capote y la muleta. Precisamente con el capote estoy últimamente sintiendo la templanza en las yemas de los dedos, esa sensibilidad al torear?.

-¿Qué tiene el traje de luces que es tan difícil renunciar a él?

-En mi caso, y en el de otros muchos toreros, es que somos apasionados y queremos vivir siempre el toreo y por el toreo. Hay diestros que están veinte años de matadores de toros, terminan para siempre y se dedican a otras cosas, o a descansar. En el caso mío, mientras pueda, estaré toreando como otros toreros, como Curro Romero, Rafael de Paula, Manzanares, Pepe Luis, Ordóñez o Manolo Vázquez. Es el público el que te lo permite. Si no, es imposible.

-Desde fuera da la impresión de que sólo encuentra la plena felicidad en el toro.

-Totalmente. Yo puedo hacer cosas como esto que he hecho del baile, que es una anécdota porque yo no voy a ser bailarín ni nada de eso, pero sí me ha valido para darme ánimo y salir un poco de una rutina que me ha llevado a tener momentos depresivos y bajos de ánimo. La verdad es que me he sentido muy bien físicamente. He hecho mucho ejercicio y todo eso me ha venido bien. En cualquier caso, fue la corrida de Espartinas del pasado año la que me dio muchas alas y confianza. Además, encontrarme con José María Garzón y Pedro Chicote (sus actuales apoderados) que son dos personas entrañables, admiradores míos y amigos, ha sido muy importante.

-¿Cómo se plantea la campaña? ¿Quiere estar en las ferias?

-No voy a torear en plan competencia de número de corridas con los toreros tan importantes que hay hoy en día en lo alto del escalafón. No, mi idea es torear en torno a 20 corridas en los sitios en los que esté a gusto aunque no descarto la posibilidad de torear en Sevilla. Me encantaría estar. Sevilla sería un poco el sueño de esta última vuelta, de mi última jornada torera.

-Y hablando de Sevilla, siempre hay que recordar aquellos toros del 91 y el 98 que marcaron su carrera en la Maestranza.

-Son recuerdos inolvidables. Pero no sólo esos dos toros de Juan Pedro y Jandilla, también recuerdo un toro de José Luis Marca una tarde lluviosa en la que toreaba con José Tomás y Morante y Tomás acabó cogido. Le corté una oreja con veinte pases. No me podía ir porque la plaza estaba totalmente embarrada y me sentí muy bien. También recuerdo otro toro de los Hermanos Lozano al que corté otra oreja? Poder torear a gusto un toro en Sevilla es como un sueño, uno de los regalos más importantes que te puede dar la vida. Desde luego, la faena al toro Espanto de Juan Pedro fue una de las mejores, en un año -en 1991- muy importante.

-¿Teme que esta vuelta pueda suponer alguna incompresión?

-No tengo temor ni miedo a nada en este momento. A lo único que tengo miedo ahora es a mí mismo. Tengo miedo sólo a que mi ánimo no esté tal y como está ahora durante toda la temporada. Por lo demás, no me importa nada. Creo que a estas alturas no tengo que convencer a nadie con el capote y con la muleta. Llevo 34 años de matador de toros y y si alguien no está de acuerdo con mi decisión ya me encargaré yo de convencerle toreando en la plaza.

-En el ambiente taurino se comenta que no para, que se está tomando la preparación de la campaña muy en serio.

-Muy en serio, sí. Llevo más de 15 tentaderos en dos meses y todos han sido inolvidables, en todos ellos se ha creado un ambiente que no es fácil de conseguir. La gente ha disfrutado, ha disfrutado el ganadero, han disfrutado los toreros y los aficionados y, por supuesto, yo mismo.

-¿Guarda alguna sorpresa? ¿Hay algo preparado que se pueda desvelar?

-Lo único que deseo es que Dios me ayude a conservar la fuerza y la forma físicas y el mismo ánimo a lo largo de toda la temporada. Lo demás, la sorpresa, vendrá cada tarde y en cada toro.

-La última reaparición, de la mano de González de Caldas no le dejó un buen sabor de boca.

-Sí, pero también es verdad que a veces se hacen cosas? ya he dicho que soy una persona apasionada, a veces demasiado y hay que saber utilizar un poco la templanza para abordar muchas decisiones. En esta ocasión sí estoy totalemente preparado y en condiciones de torear. Entonces no lo estaba y se juntaron muchas cosas, pero no culpo a nadie. Si tengo que culpar a alguien es a mí mismo.

-En la faceta de ganadero está encontrando otras grandes satisfacciones taurinas.

-Sí, la ganadería también me está dando muchas satisfacciones y eso también te anima a seguir en este mundo ilusionado, siempre cerca del toro, viviendo en la finca. Allí estoy con mis hijos y además estoy rodeado de Rocío por todos lados. Ya puedo verla cantar, verla en las imágenes de vídeo. Antes no podía y todo eso hace que el entorno sea mucho más agradable, que no sea todo tan oscuro. En lo personal me encuentro bien, eso sí un poco griposo [risas].

-Llegados a este punto, con una carrera tan compleja y tan larga a las espaldas, ¿no siente algo de vértigo al mirar atrás?

-Son tantos recuerdos y tantos momentos bonitos que muchas veces me recreo en la memoria y lo paso estupendamente. Pero me gusta tener la mirada al frente y no echar la vista atrás pero estos últimos meses de entrenamiento y mentalización, de volver a empezar, me ha gustado volver a mis recuerdos y disfrutar con ellos. En mi memoria sólo tengo recuerdos de cosas buenas.

Puede leer la entrevista completa en la edición impresa de El Correo de Andalucía.

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