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Otros 364 días del libro por delante

Se habla de la muerte del libro, pero cada San Jorge se pone de manifiesto la vitalidad de la lectura, más que del mercado

el 23 abr 2013 / 22:42 h.

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Varios lectores participan de un acto de ‘book crossing’ ayer en el sevillano Parque de María Luisa. / Foto: Manu R. R. Varios lectores participan de un acto de ‘book crossing’ ayer en el sevillano Parque de María Luisa. / Foto: Manu R. R. “Celebremos la lectura como ese privilegio íntimo que se nos concede con sólo leer una primera frase y dejarnos hipnotizar”. Estas palabras de Felipe Benítez Reyes, incluidas en el manifiesto La festividad de los lectores, fueron leídas ayer en numerosas citas en torno al Día del Libro por toda Andalucía. Una fiesta que se celebra de muchas maneras: para los menos aficionados, comprando (al menos por una vez) un libro con su rosa, para consumo propio o para regalo. Los profesionales del sector, por su parte, exprimen al máximo la fecha de San Jorge para intentar animar las deprimentes cifras de ventas. Y para los lectores habituales, en fin, no es sino un día más, al que sucederán otros 364 días del libro exactamente iguales. “Sólo lo he notado en que esta mañana tenía el buzón saturado de correos de librerías y editoriales vendiéndome libros”, explica Macarena, licenciada en Filología que se autodefine como devoradora de novelas. “Casa del Libro, Iberlibro, FNAC... Se nota que la crisis ha llegado a este mercado, aunque creo que los que siempre hemos comprado libros seguimos haciéndolo”, añade. En efecto, el sector, que hasta hace sólo unos años proclamaba mantenerse a salvo de las inclemencias del mercado, ha terminado aceptando que la situación se ha vuelto durísima, aunque todavía se sospecha que los números de las editoriales se maquillan ligeramente para no admitir del todo la debacle. La señal de alarma más clara este año ha sido el tema de los descuentos: tradicionalmente, este día se ofrecía un descuento del 10 por ciento, que asumían a medias librero y editor. Ayer, la mayoría de las ofertas se limitaban a un 5 por ciento, y los libreros señalaban a los editores como responsables: “Dicen que no pueden mantener ese descuento”, afirmaba uno de los primeros. “La situación es mala para todos, pero creemos que éste no es el camino”. Sea como fuere, el Día del libro es una fecha lo suficientemente importante como para seguir apostando por ella. Para Carola Moreno, responsable del sello editorial Barataria, esta fecha es “una oportunidad única para que los lectores puedan ver a los autores, para que los autores salgan de sus espacios cerrados y conecten con los lectores y para que unos y otros festejen la supervivencia de la cultura escrita”, explica. Pero los editores no sólo venden, también compran, incluso a la competencia. “En casa seguimos una tradición, hoy es un buen día para regalar un libro a los pequeños”, comenta María Prior, de la editorial Algaida. “También busco novedades para mí que nada tengan que ver con mi trabajo, y disfruto planeando qué libro voy a empezar esta noche”, agrega. Por su parte, la librera Esperanza Alcaide, de El Gusanito Lector, explica que “ser librero es, más que un oficio, una forma de vida, y como todos los que somos apasionados de algo aspiramos a vivir de ello”, asevera. “Para nosotros, este es el día en que se hace más evidente tu tarea diaria, cuando el foco de la sociedad se pone en tu trabajo y para los demás se convierte en una fiesta. Si además sirve para aumentar las ventas, mejor que mejor”. Algunos, en cambio, prefieren celebrar el libro manteniéndose al margen del mercado y domando las pulsiones consumistas. Por ejemplo, participando de una jornada de bookcrossing como la que se vivió ayer en el parque de María Luisa, con liberación de títulos de Ken Follet, Stephen King, Isaac Asimov y Robert Graves, entre otros. A lo largo de la semana se sucederán otros eventos similares en varios puntos de la ciudad. “La gente se ha dado cuenta de que tiene en casa más libros de los que puede leer”, comenta David, estudiante y aficionado a estos intercambios. “El book crossing se ha convertido en la forma de celebrar la lectura para quienes no podemos permitirnos grandes gastos”. “Este día lo celebro con sol y amigos escritores que me regalan buenos libros”, explicaba la joven poeta sevillana Laura Rosal, mientras que el novelista Daniel Ruiz García se muestra más irónico: “La celebración del día del libro me recuerda a la celebración de otras efemérides como el Día contra el maltrato infantil o como el Día del orgullo gay. Días para celebrar cuestiones extraordinarias y por tanto no comunes, no del todo normalizadas. El Día del Libro deberían ser todos los días, y que le reservemos un día dice mucho de la importancia que le concedemos al libro, al que definitivamente hemos arrinconado. Dentro de poco celebraremos en lugar del Día del Libro el Día del Orgullo Extravagante”. A la noche, en la Biblioteca Infanta Elena, el catedrático y escritor Rafael de Cózar glosaba la figura de José Manuel Caballero Bonald, flamante premio Cervantes. “No repetiré la biografía de este autor, que cualquiera puede encontrar en Google”, advirtió de entrada. “Pero sí me gustaría destacar que Caballero Bonald ha sido y es un gran andaluz. Su narrativa, desde Dos días de septiembre, viene a convertir en mito, en lugar mágico, un espacio que de por sí ya lo es. Descubre el realismo mágico antes que los latinoamericanos, porque esa esencia de lo andaluz conduce a un mundo onírico. No se trata de una imaginación fantástica, lo fantástico aquí es la realidad”, subrayó. Huir de la realidad es uno de los atractivos que muchos buscan en la lectura. Hasta el próximo San Jorge hay 364 días para intentarlo. Y también –¡ay!– para ayudarse de los libros a la hora de afrontarla.

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