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Otros muertos, otras rutas, la misma tragedia

Entre los 18 primeros muertos de las pateras del Estrecho, hace 20 años, y los 18 desaparecidos del jueves en Tarifa hay diferencias: el ansia de huir es el mismo, pero las rutas y los valientes han cambiado. Hoy las barcas se escoran hacia levante y el rostro de la desesperación es el de los subsaharianos.

el 16 sep 2009 / 03:55 h.

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Entre los 18 primeros muertos de las pateras del Estrecho, hace 20 años, y los 18 desaparecidos del jueves en Tarifa hay diferencias: el ansia de huir es el mismo, pero las rutas y los valientes han cambiado. Hoy las barcas se escoran hacia levante y el rostro de la desesperación es el de los subsaharianos.

El 1 de noviembre de 1988, unos vecinos de Tarifa (Cádiz) hallaron en la playa de Los Lances el cadáver de un marroquí. Casi al mismo tiempo, cinco magrebíes eran detenidos cuando deambulaban por una carretera cercana. Ante la Guardia Civil desvelaron que aquel muerto había cruzado con ellos el Estrecho, y a otros 17 más el mar se los había tragado. En estos 20 años largos, 18.000 inmigrantes han muerto en el intento, según un informe de las ONG Andalucía Acoge y Pro Derechos Humanos.

El jueves, a 10 millas de Tarifa, naufragó otra zodiac con 40 personas a bordo; 22 fueron rescatadas con vida y 18 más desaparecieron. Salvamento Marítimo y la Guardia Civil han localizado ya dos cadáveres, los de una mujer y una niña de tres años, cerca de Ceuta. En esa zona se mantenía ayer el dispositivo de rastreo sin que, al cierre de esta edición, hubiera novedades sobre la aparición de más cuerpos.

Entre ambas tragedias hay un nexo, el del dolor y la necesidad, pero la radiografía de las travesías en patera ha cambiado notablemente. Según el Ministerio del Interior, el 98% de los inmigrantes que cruzaban a Andalucía hace dos décadas eran marroquíes; el 2% restante lo componían argelinos y mauritanos. Hoy, ese 98% lo componen subsaharianos (nigerianos, mauritanos, senegaleses y caboverdianos, en su mayoría), y los marroquíes apenas se ven. El ascenso económico de su país los ha convertido más en pateros -en patrones de barca y mafiosos- que en emigrantes.

Más del 80% de los marroquíes de aquellos años provenían de pueblos del interior (Ouarzazate, Midelt, Anezim, Assa) y a la costa llegaban para embarcarse. Ahora los subsaharianos tardan en llegar al país vecino "entre seis meses y dos años", caminando las más de las veces; en Marruecos organizan el viaje. De un pago casi simbólico en los 90 -no había radares ni patrulleras, siempre vigilantes, lo que reducía el riesgo de ser cazados- se ha pasado a 3.000 euros por una plaza minúscula. Las barcazas de madera con cinco o diez personas han dado paso a zodiacs con potentes motores cargadas en exceso, listas para hundirse.

El 49% de las travesías acaban en la provincia de Almería, cuando antes todas ellas recalaban entre Barbate y La Línea de la Concepción. La presión del SIVE explica el cambio. Interior confirma que las mafias han abierto dos nuevas rutas en el último año: una que sale de Argelia con destino a Almería y Murcia y otra que parte del mismo país y llega a Valencia y Baleares. Subsaharianos y asiáticos optan ahora por subir a Orán y arribar a España desde levante.

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