Cultura

Paco de La Zaranda: "De las crisis económicas se sale, las espirituales son más difíciles"

Con 30 años de trayectoria a sus espaldas, el veterano actor y director del grupo jerezano La Zaranda está representando en el Lope de Vega su último espectáculo, ‘Futuros difuntos'. Esta noche, a las 21.00, es la última función.

el 02 oct 2009 / 20:38 h.

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-A los personajes de sus obras, que llevan toda la vida en crisis, lo que está pasando ahora ni les va ni les viene, ¿no?
-Ni a los personajes ni a los actores [risas]. Mire, de las crisis económicas se puede salir. De las espirituales es más difícil. Los personajes de La Zaranda no saben ni qué es eso de la crisis económica, están llenos de otra clase de riqueza.

-Con Futuros difuntos transforman el escenario del Lope de Vega en un manicomio. ¿Cuántas veces les han dicho que estaban locos por dedicarse al teatro?
-Desde que comenzamos. Yo nunca lo creí así, salvo por la bendita locura que te posibilita la vida. No se puede crear sin un toque de locura. A lo mejor, remitiéndonos a la pregunta anterior, las crisis económicas traen algún tipo de beneficio humano. Hay otras cosas en la vida que no son dinero. ¿Que nos llaman locos? Lo hemos escuchado muchas veces, pero siempre en boca de locos.

-Los montajes de La Zaranda tienen siempre algo sombrío, sórdido, patético, y sin embargo al salir del teatro todo el mundo siente que ha visto algo bello y luminoso. ¿Cómo se logra esa paradoja?
-Hombre, "la luz brillará en las tinieblas", y las tinieblas nunca podrán con la luz. No hay otro secreto. Nosotros, desde lo más íntimo de nuestro ser, desde nuestro silencio más comunicativo y desde nuestra soledad más acompañada, por decirlo de alguna manera, abrimos con nuestra verdad. Lo que sucede sobre el escenario es verdad, y esa verdad traspasa al patio de butacas. No hay más.

-Y como espectadores, ¿qué buscan los miembros de La Zaranda en el teatro?
-Uy, yo soy un espectador muy malo, fatal. Busco emocionarme, que se me abra la conciencia, ilusionarme, maravillarme, que me entren ganas de hacer teatro. Busco en el teatro lo que busco en el arte, lo que encuentro en la pintura: voy mucho al Prado no tanto a ver cuadros como a que los cuadros me vean a mí. Y cuando un cuadro me para y me clava en el suelo, me elevo, veo el absoluto. También voy al teatro a encontrar lo que no comprendo.

-¿Y qué le parece que haya gente que no va al teatro a menos que haya anunciado en cartel algún rostro conocido de la televisión?
-Probablemente hay una enfermedad ahí, la enfermedad de la época. Hay gente que vive por y para la época, el ahora, y uno vive por y para la eternidad. Yo hago teatro para lo eterno. Decía Valle-Inclán: "¡Todo es Eternidad! ¡Todo fue antes!/ ¡Y todo lo que es hoy será después,/ en el instante que abre los instantes,/ ¡Y el hoyo de la muerte a nuestros pies!". Si la gente no es capaz de ver más allá de su nariz, es su problema. Si la gente va al teatro a seguir estando en el salón de su casa, ante el televisor, es su problema. Siento que se ha usurpado el término teatro, que es un lugar mágico, de ceremonia, donde el hombre va a enfrentarse con su conciencia, con su alma, con todo lo bueno y todo lo malo que tiene. ¿Qué han convertido eso en un entretenimiento? Pues la verdad, no lo veo ético.

-Con todas las estatuas públicas que han puesto últimamente en Jerez, ¿no se les ha ocurrido dedicarle una a La Zaranda tras 30 años de carrera?
-¡Y espero que tarden mucho tiempo! [risas]. No perseguimos estatuas.

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