Los 165 nazarenos de Padre Pío se echaron a la calle media hora más tarde del horario previsto. Adoptando quizás demasiadas precauciones, la hermandad apuró buena parte de la prórroga de 45 minutos que había solicitado para garantizarse que a su salida el riesgo de lluvia descendiera hasta hacerse inapreciable. Las puertas de la modernista parroquia de El Buen Pastor y San Juan de la Cruz, inaugurada por el cardenal Carlos Amigo en octubre de 2001, se abieron finalmente a las 18.15 horas. El cortejo enfiló directamete el puente que cruza la SE-30, prescindiendo de su recorrido por el interior del barrio, poniendo un año más rumbo a la parroquia de Nuestra Señora de Dolores, verdadera Catedral para esta cofradía de vísperas, cuya junta de gobierno vivió ayer su última salida al frente de la corporación. La tarde ventosa hacía volar las capas de estos nazarenos, en cuyo escudo reza, contundente, el lema El amor no cansa ni se cansa. Un amor que trasluce en alegría en el rostro de las madres que enfundan el capirote a sus pequeños mientras forma la cofradía. Un amor de cofradía humilde por unos titulares que procesionan sobre unas sencillas andas. Un amor como el que demostró a su hemandad Manolo Bejano, apodado el Mortadelo, hermano fundador de esta corporación por cuyo fallecimiento la Virgen de la Divina Garcia lució ayer un crespón negro de luto.
