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Padres ausentes

A medida que van pasando las horas en el Real de la Feria, crece de manera imperceptible, hasta que se hace inquietantemente peligrosa, una ensación de que la alegría se puede convertir de un momento a otro en una revuelta ácida, sin sentido y sin causa.

el 16 sep 2009 / 02:07 h.

A medida que van pasando las horas en el Real de la Feria, crece de manera imperceptible, hasta que se hace inquietantemente peligrosa, una sensación de que la alegría se puede convertir de un momento a otro en una revuelta ácida, sin sentido y sin causa. Nada hay menos rebelde y con menos causa, que un jovenzuelo mal educado, violentillo y borracho. A medida que van pasando las horas en el Real, la noche se vuelve ácida, el alcohol se revuelve, los hígados macerados de los jóvenes ¿airados? se pueden convertir ,y de hecho a rachas e convierten, en una multiplicación de peleas o conatos de peleas, apenas controlados por los menos borrachos de los concentrados por tramos, en las calles de un Real que deja de ser alegre para convertirse en una cita lamentable y deprimente de jóvenes que dejan en eviencia lo mucho que hemos fallado en la educación. En este pais de recién llegados a la democracia hemos dado en creer que todo lo tienen que hacer los poderes públicos, que son los gobiernos los que tienen todas las obligaciones. Tenemos poca idea de la responsabilidad que todo ciudadano tiene de colaborar a que el sistema funcione. La educación ha sido una de las cosas que más dramáticamente hemos abandonado, es más, tanto que incluso llega a haber padres que van a los colegios a enfrentarse violentamente a los profesores cuando castigan a sus hijos, o sencillamente cuando les llamana la atención. Los jóvenes borrachos en el Real de la Feria, son una demostración de la mala educación, la permisividad irresponsable, la ausencia acaso de buenos maestros, acaso de mecanismos del sistema para que las cosas sean mejores, de buena política educativa, no digo que no, pero sobre todo dejan en evidencia, la ausencia dramática de padres que marquen las distancias y enseñen en casa los valores de la ciudadanía. Y con padres ausentes no hay sistema educativo que funcione

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