Los terroristas se ceban con Pakistán, un país que, desde que levantó el estado de excepción hace una semana, ha sufrido ya varios ataques. El último atentado ha sido contra el ex ministro de Interior Aftab Khan Sherpao y se salda con 54 muertos y 200 heridos en el interior de una mezquita.
El atentado se produjo en la mezquita que el ministro tiene en su finca de Charsadda, una conflictiva provincia de la frontera noroeste, cuando recibía las visitas de amigos y allegados por el festival del sacrificio del cordero.
"La explosión ocurrió durante el rezo, y mi hijo y mi sobrino resultaron heridos", declaró Sherpao, que se encontraba con sus familiares en primera fila de la ceremonia, a la que asistieron mil personas. Una fuente policial precisó que el terrorista suicida estaba en la octava fila de la mezquita, cuando hizo estallar unos cinco kilos de explosivos.
El balance provisional de la Policía era de 54 muertos al cierre de esta edición, aunque se precisó que la cantidad podría crecer a lo largo de la jornada porque los cadáveres seguían llegando.
La seguridad del ex ministro de Interior había sido reforzada tras un primer atentado suicida contra su vida, el pasado 28 de abril, durante un acto público en Charsadda, que causó la muerte de 29 personas, aunque Sherpao también salió ileso aquella vez.
En esa ocasión, apenas había detectores de metales para el control de acceso a la mezquita, situada en una región donde el integrismo islámico y los talibanes controlan zonas cercanas a la frontera con Afganistán.
Alerta máxima. El 14 de diciembre se difundió un informe de la Célula Nacional de Gestión de Crisis que alertaba del peligro de atentados terroristas contra los máximos dirigentes del país y que hacía mención a la región.
Pakistán registró cuatro atentados suicidas en una semana, coincidiendo con el fin del estado de excepción ordenado por el general Pervez Musharraf, que ya ha restablecido la Constitución. El líder pakistaní también ha anunciado recientemente la celebración de elecciones presidenciales para el 8 de enero.
Pakistán ha sufrido una brutal ola de ataques suicidas desde el pasado mes de julio, cuando el Ejército entró a sangre y fuego en la Mezquita Roja de Islamabad, un reducto de integristas.