Palomino, el que está agachado en medio, junto a sus compañeros del Betis B que lograron el primer ascenso a Segunda B.
El 16 de junio de 1985, el filial del Real Betis, entonces Betis Deportivo, conseguía el primer ascenso de su historia a Segunda División B. José Enrique Díaz era el encargado de dirigir a una tropa de jóvenes talentos a la que se habían alistado Bravo, Camacho, Píriz, Chano, Medina o Palomino, el héroe de aquel play-off que certificó el pasaporte del conjunto de Los Bermejales, que en aquel tiempo comparecía de local en el Benito Villamarín, a la aún inexperta categoría de bronce del fútbol patrio. El cuadro de La Palmera se había proclamado campeón de Liga con dos jornadas de antelación después de pugnar por el título con el Sevilla Atlético y el Córdoba CF. En la última criba, los verdiblancos, fatigados por el cansancio y el kilometraje acumulado en sus piernas, aplastaron a la Cultural Leonesa con un demoledor 9-1 en Heliópolis. 28 años después de aquella tarde de éxtasis canterano, el filial del club de las trece barras pretende sellar ante el UCAM Murcia el séptimo asalto de su curriculum a Segunda División B, el tercero bajo el formato de eliminatoria.
En el primer ascenso a Segunda División B en la historia del filial, un nombre adquirió especial relevancia. Manuel Palomino Peralta (Sevilla, 8-5-1966) se erigió en el héroe de un escuadrón de cine. El '9' de las Tres Mil Viviendas, al que un cáncer privó de su consolidación en la primera plantilla en Primera División, fue decisivo en la primera ronda ante el Telde canario e ingobernable en la segunda y definitiva ante la Cultu, ante la que se ensañó. Aquel día me salió todo bien, recuerda con una sonrisa. Palomino ya había debutado en el primer equipo el 1 de enero de 1984. Fue ante el Real Valladolid y gracias a la confianza de Pepe Alzate. Sustituyó a Paco y ya en aquel tiempo era uno de los delanteros más prometedores de la fábrica.
En la 84-85 fue decisivo para un filial en el que superó la barrera de los 20 goles en la Liga regular. Ya en el play-off, Palomino brilló ante el Telde, ante el que el B neutralizó un 2-1 adverso merced a un soberbio 5-0. El artillero marcó un gol, provocó un penalti y firmó una asistencia a Píriz. En el campo había muchísima gente -12.000 según la crónica de El Correo- y ver la grada llena nos dio alas, apunta con nostalgia. Sin embargo, el partido clave fue ante la Cultural Leonesa, uno de los rivales más potentes del bombo y que ya se había cobrado las esperanzas del Eldense.
En la ida, celebrada el 9 de junio de 1985, el conjunto de José Enrique Díaz, espoleado por más de 15.000 almas, goleaba sin contemplaciones a una Cultural desquiciada desde el minuto 1. Palomino anotó cuatro dianas. La verdad es que ese día hice un gran partido, dice antes de anticipar su pronóstico. El Betis B va a subir, espeta mientras continúa regateando a la vida en las carreteras de Andalucía como transportista. Un ídolo anónimo más vivo que nunca.
