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Pandelet ficha por el Sevilla FC

El último gran fichaje del Sevilla FC es un caricaturista. Letal de necesidad en sus internadas por el humor, con su talento le ha cambiado la cara al equipo. Jaime Pandelet. Un galáctico

el 29 ene 2012 / 19:37 h.

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Si conoce a alguien que tenga muchas ganas de ver escrita en una mirada la expresión Menudo pedazo de majadero que eres, hijo mío, sugiérale que vaya a visitar a Pandelet y le diga que la caricatura no es un arte. "O un arte menor que también lo dicen mucho", susurra el genio, del mismo modo en que susurraban los ramajos volanderos en las películas de Clint Eastwood: como anunciando un duelo. "¡Si es que no puede ser!", exclama para sus adentros, sabedor de que si las piedras pudiesen hablar, gritarían ante tamaña injusticia; y si pudiesen brincar, saltarían con saña rumbo al occipucio de todo el que pusiera en duda la nobleza de un producto, la caricatura, fruto de un don tan elevado y exquisito como el que se requiere para componer una sinfonía, representar a Antígona o tallar un jarrón del más fino de los cristales. "Un jarrón feo es arte menor; una caricatura prodigiosa es todo lo mayor que pueda ser el arte."  

Jaime Pandelet y el Sevilla FC se acaban de juntar para hacer historia. "Por primera vez, un club de fútbol encarga una colección de caricaturas de toda su plantilla", con idea no sólo comercial (las caricaturas ya están en venta, en forma de carteles y postales) sino patrimonial de la institución deportiva. Lo mismo hasta hacen una exposición. Con todo, el acercamiento de Pandelet al mundo del pelotazo (en el sentido balompédico del término) no es nueva: la primera caricatura que cobró ("mil pelas") fue de un jovencito Antonio Álvarez. Pero además, su paso por las mejores páginas de El Correo de Andalucía, Interviú, Marca y otras publicaciones ha llenado España de gente boquiabierta con la forma extraordinaria de retratar a deportistas... y a toda clase de criaturas bípedas (políticos, toreros, flamencos, jueces, científicos, escritores...) a través del humor que caracteriza a este ilustrador, diseñador gráfico y, como puede verse, caricaturista.

La primera manifestación triunfal de su don artístico le llegó en el año 81 estando él, ¡qué cosas tan oníricas!, con los zapadores en Tenerife (voilà su mili, que se la pasó entera pintando, según dice). Encontrándose de semejante guisa, se presentó a un concurso de pintura con una obra consistente en un zapador a contraluz dando un salto en pleno amanecer, cual si fuese una de esas piedras de las que se hablaba antes. Y ganó. "Sí, aquello era una maniobra que se hacía mucho; lo llamaban el asalto zapador, e iban los soldados saltando del vehículo en marcha. Me dieron un caballete plegable, un maletín de pintura y quince mil pesetas en billetes de cien de Julio Romero de Torres, que no cabían en el sobre." Porque hasta cuando le daban veinte duros aparecía un pintor: si eso no es el destino, que venga Dios y lo vea (pero si viene, que no le diga a Pandelet que la caricatura no es arte, o se lía).

A la pregunta: ¿Qué hace un chico como tú (un artista) en un sitio como este (una crisis)?, el caballero responde con algo que tiene muy claro: "La crisis está recortando por donde no es, por la parte que diferencia a los medios unos de otros, que es por su identidad. Identidad que está en la portada, en el artículo, en la caricatura... Ahora toca reinventar; aprender a convivir con la información de internet. Para los grafistas como yo, se abre ahora un camino impresionante en lo digital", afirma. Si llegamos vivos, parece oírse a lo lejos un coro de grafistas y no grafistas vinculados a los medios de masas. Pero Pandelet no les echa cuenta.

"Quedan muchos años para la desaparición de la prensa como tal, del periódico impreso en papel. Cuarenta o cincuenta años de aquí a que desaparezca el último periódico", vaticina. Y de aquí a entonces, prosigue este creador, será cuestión de quitarse los tacones (él no lo dice con estas palabras, pero sí con otras) para poder dar el salto de lo uno a lo otro con cierta elegancia pero sin matarse. Toca adaptarse a los tiempos; la pompa decimonónica flota mal en los procelosos océanos de la realidad periodística, que están además, últimamente, de un revuelto tal que a su lado el Cabo de las Tormentas quedaría rebajado a la categoría de la Bañerita de los Chapoteos.

De modo que lo que dice acerca del arte de la caricatura vale también para el arte del periodismo: "Hay que atreverse a sentir, a contar las cosas de una forma original. En el mundo de la caricatura, como en todos los géneros, los hay buenos, malos, regulares y genios brillantísimos." No hay más que ver el muestrario aquí presente, o lo que ha sacado este hombre de las caras de los jugadores (y lo que ha sacado no son precisamente espinillas) para tener claro en cuál de esos niveles tiene él su nicho ecológico y artístico.
Aunque ahora, lo que pega es ir a la tienda del club a ver esa versión suya de los jugadores, técnicos y presidente del Sevilla FC, convertidos en un generoso cartel de 70x100 centímetros y, ya por lo que hace a los dibujos de los futbolistas, postales de 32x47, 21x29,7 y 14x21 centímetros, dicho sea por si acaso hubiese en la sala algún lector pertrechado con un metro y tuviese la curiosidad de querer figurárselas.

¿Hay futuro para el caricaturismo como género periodístico? ¿Hay futuro para el resto de los géneros? ¿Y para el asalto zapador? ¿Existen los euros de Romero de Torres? Dario Fo escribió: La sátira es el arma más eficaz contra el poder: el poder no soporta el humor, ni siquiera los gobernantes que se llaman democráticos, porque la risa libera al hombre de sus miedos. De dinero no habló, Dario Fo. Hay que ver que se le va a uno el dedo para la tilde, pero no: es un nombre italiano. "Italianos fueron los inventores de la caricatura", dice Pandelet. No se le puede dar pie a este hombre: te lo dibuja.

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