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Feria de Abril

Pánico en el Real

¿Tiene su corazón asegurado? Póngase el cinturón y súbase a algunas de las atracciones más potentes de la Calle del Infierno. Adrenalina pura.

el 06 may 2011 / 20:46 h.

¿Le apetece un buen meneo? Por un puñado de euros en la Calle del Infierno.

Le gusten o no nadie que visita la calle del Infierno es capaz de quitarle ojo a esas atracciones que ponen a los sevillanos del revés, los lanzan en tirachinas o los sacuden en los aires como si fueran peluches de goma. Si es de los que no da un paso más allá de las tómbolas seguro que ha experimentado alguna vez esa placentera seguridad de saberse con una muñeca chochona en brazos y su vida a buen recaudo mientras a pocos metros un puñado de feriantes desencajan sus mandíbulas a 50 metros de altura. Y si por el contrario las emociones fuertes van con usted, seguro que busca con ansia cada año el más difícil todavía.

La del Infierno es, probablemente, la mejor calle del mundo para poner a prueba estos endiablados cacharros. En la de este año sobran motivos para pensárselo dos veces antes de decidir confiar la vida a atracciones cuyos nombres, de por sí, no presagian nada bueno: el Martillo, la Olla, la Nube, el Tirachinas, la Montaña Rusa o el Poseidón (que como todos ustedes saben se hundió en el océano tras un considerable baqueteo). "De entre todas me quedo con el Top Gun porque es la que más vueltas de campana da", argumenta Jaime, de 14 años, bajo la sufrida mirada de su progenitor, que aguarda a que acabe el paseo para abrazar a su hijo y comprobar que tiene todos los huesos en su sitio.

Lo que parece claro es que nadie busca en la calle del Infierno que le den una vueltecita panorámica, que para eso ya está la Giralda y Metropol Parasol. "Cuanto más fuerte sea mejor, me gusta saber hasta donde puede aguantar mi cuerpo", relata Antonio antes de ingresar a un tren del terror cuya brujita con escoba, por otra parte, parece bastante inocua.

Ironías al margen, desde hace algunos años hay una atracción cuyo subidón no ha conseguido igualar ninguna otra: el Tirachinas. Apoquine primero una media de 10 euros, siéntese en un silloncito en medio de una sospechosa esfera y prepárese para mirar a los ángeles a la cara tras subir 60 metros en unos poquísimos segundos y bajar en caída libre. Tal es su impacto que la atracción tiene infinitos mirones más que consumidores de la experiencia. Tampoco le va a la zaga el Twister, palabra inglesa que significa tornado y cuya propuesta consiste en ascender 30 metros en una sillita que le dará vueltas de 360 grados con la esperanza de que sienta lo mismo que si se hubiera bebido todo el rebujito de la Feria de Abril 2011 y... hasta 2012. Tirar de refranero es sencillo: sarna con gusto no pica. Absténganse todos los demás. En las alturas no hay nada bueno.

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