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Pánico en Santa Justa al explotar los contadores como una bomba

Una explosión sin mayores consecuencias, pero confundida por la gente con una bomba terrorista por el ruido y el humo, llenó anoche de pánico la estación de Santa Justa y alrededores. Al final fue un fallo eléctrico que apenas alteró la circulación de los trenes pero que obligó a desalojar el vestíbulo.

el 15 sep 2009 / 08:41 h.

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Una explosión sin mayores consecuencias, pero confundida por la gente con una bomba terrorista por el ruido y el humo, llenó anoche de pánico la estación de Santa Justa y alrededores. Al final fue un fallo eléctrico que apenas alteró la circulación de los trenes pero que obligó a desalojar el vestíbulo.

A las 20.25 minutos de ayer, el estruendo y el humo provocados por una explosión accidental en el cuarto de contadores del vestíbulo de la estación convirtió Santa Justa en un escenario de pesadilla: camiones de bomberos subidos por la acera, policías desalojando y acordonando la zona, gente histérica corriendo y cayendo por los suelos aliñaron de terror una escena que no lo merecía, pero que ofrecía unas imágenes no muy diferentes de las que se habrían producido de haber sido ciertos los temores del público.

Tras la inspección a fondo del lugar y cerciorarse del carácter accidental de lo sucedido y de la ausencia de víctimas, el jefe del parque central de bomberos, sargento Francisco Martínez, explicó que había explotado la central de contadores, donde se hacen las lecturas del consumo eléctrico, sin entrar a conjeturar sus causas (desconocidas a esa hora) aunque comentando que este tipo de sucesos son frecuentes con las sobrecargas eléctricas propias del consumo desmedido de verano.

Añadió el jefe Martínez que, tras un pequeño incendio sin consecuencias, la situación está completamente controlada, que se ha impedido la entrada de los usuarios al vestíbulo hasta la evacuación total del humo por los bomberos y que el tráfico de trenes se ha mantenido con normalidad, pese a todo.

Coincidía con él el en ese momento portavoz improvisado de la estación, ante el evidente desbordamiento de los jefes. Víctor Palomo, azafato de protocolo, señaló que sólo se vio afectado el AVE de las 8:45, que no llegó a salir, así como "un par de cercanías". Dentro del susto, Palomo agradecía que esto no hubiese ocurrido cualquier otro viernes del año: la huelga en las taquillas y el hecho de que no hubiese estudiantes ni viajeros de fin de semana, como suele suceder en invierno, evitó una concentración masiva de personas expuestas a una situación de pánico. "Por suerter, los bomberos han venido en cinco minutos", agregó.

"Lo hemos pasado muy mal", resume Justi Báez, pasajera procedente de Ciudad Real y con destino en Huelva, que aguardaba con sus dos hijos a que su hermano viniese a recogerla desde la capital onubense. "La gente salió corriendo asustada, atropellándose. Hubo una explosión fortísima y muchísimo humo. No se veía y todo eran empujones y miedo. Creíamos que era la ETA. Hemos llegado a pensar lo peor."

Dado que el suceso se produjo en los accesos superiores y no afectó en modo alguno a los andenes, durante la noche el acceso de los pasajeros a y desde los trenes se efectuó por las pasarelas laterales y mediante convocatoria por megáfono. El vestíbulo permaneció acordonado por la policía para dejar que los bomberos y los técnicos pudiesen asegurar y reparar los daños.

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