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Pánico escénico en las Bolsas

Analistas que se tenían por avispados vienen diciendo que la fortaleza del euro hace a la economía europea cada vez menos dependiente de la evolución económica de Estados Unidos. Sin embargo, el escenario de auténtico pánico que se vivió ayer en prácticamente todas las Bolsas europeas y asiáticas contradice frontalmente esa teoría.

el 14 sep 2009 / 23:00 h.

Analistas que se tenían por avispados vienen diciendo que la fortaleza del euro hace a la economía europea cada vez menos dependiente de la evolución económica de Estados Unidos. Sin embargo, el escenario de auténtico pánico que se vivió ayer en prácticamente todas las Bolsas europeas y asiáticas contradice frontalmente esa teoría. Ha bastado que el presidente norteamericano anunciase unas cuantas medidas de choque -por cierto, parecidas a las que el PP propone para España- para echar el freno a una amenazante recesión y el frágil castillo de naipes que conforma hoy la economía mundial pareció venirse abajo en pocas horas. Para la mayoría de los ciudadanos de a pié la evolución del ibex y otros iconos bursátiles está muy lejos de sus preocupaciones diarias. Pero en España ya son más de ocho millones de personas las que tienen sus ahorros en la Bolsa. Ellas son también las grandes perdedoras en una jornada negra como la de ayer y no sólo las grandes empresas y los bancos como cree el español medio. Es por tanto preocupante para casi todos el terremoto bursátil. Pero aunque los mercados son especialmente sensibles a la histeria y a los discursos políticos irresponsables la experiencia dice que habrá que esperar varios días para comprobar el hundimiento real de los valores financieros. Salir corriendo en estos casos es la peor solución. Aunque ese 'lunes negro' es otra muestra evidente de que las economías están entrando en un ciclo muy distinto al que han disfrutado durante más de una década. El Gobierno sigue asegurando que España está preparada para afrontar un enfriamiento que llevará a sectores como la construcción a situaciones más racionales que las de estos años pasados. Pero aunque así sea, bien hará Zapatero en estar atento a una situación que se puede agravar en serio empujada especialmente por el síndrome de falta de confianza que repentinamente parece sacudir a los ciudadanos. Y la oposición política debería tener ese comportamiento especialmente responsable que hasta ahora no demuestra. La economía, desgraciadamente, admite pocos 'juegos electoralistas'.

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