El cantaor José Cortés Pansequito presentó ayer su nuevo disco en la Agencia del Flamenco, Un canto a la libertad. Hacía años que no veíamos tan contento al maestro con el resultado de un disco, a pesar de la poca gente que acudió a la presentación. "¿Qué pasa, que no ha venío casi nadie?", preguntó el artista. Pero el cantaor gaditano habló como si estuviera ante cientos de personas. Fue Francisco Perujo, director de la Agencia, y Antonio Benítez, su representante y el productor del disco, los que le pusieron el toro en suerte. Perujo destacó de él su creatividad en una época complicada, "de ahí que en el Concurso Nacional de Córdoba tuvieran que crear para él un premio especial, el de la creatividad".
Pansequito también hizo alusión a este premio. "Me dieron los grupos y había que apuntarse al de Chacón, Manuel Torre o el Niño de Cabra, pero yo canté a mi manera y crearon ese premio especialmente para mí", dijo con satisfacción.
En lo referente a su nuevo trabajo, el de la Línea de la Concepción agradeció las colaboraciones, especialmente la de Miguel Poveda, que canta con él una preciosa bulería, María Elena. "Si usté quiere que yo esté ahí, maestro, ahí estaré", dijo. También colabora el guitarrista Raimundo Amador, en la bulería Los Galanes. "La verdad es que les estoy muy agradecido, porque son todos unos grandes artistas", aseguró el cantaor.
No podía faltar en este disco la cantaora Aurora Vargas, su esposa. Canta con Panseco una plegaria de Román y Muñoz, adaptada por Diego Vargas, que cantó hace muchos años la Paquera de Jerez. "De Romería nos vamos, unos tangos rocieros, que creo que han quedado muy bonitos", señaló.
Por último, destacó el papel de Moraíto Chico y el de todos los guitarristas, como son el Niño Pura, Diego del Morao y Juani de la Isla, así como el del resto de los músicos.
En el acto de presentación de la obra sonó la soleá Dime quién tiene sentido, con la enjundiosa guitarra de Moraíto. Aprovechamos ese momento para preguntarle por el hecho de que, cantando así por soleá, se le haya encasillado en la bulería, en los palos festeros. "Es que yo formé una revolución por bulería, con el Tápame, tápame..., disco con el que vendí 485.000 unidades, que ya era vender. Nadie ha vendido tantos discos en la historia del flamenco", dijo orgulloso de aquella gesta.
Salió luego a relucir su rivalidad con Camarón en los años 70. "Él grabó antes que yo, pero cantando cosas mías; luego hizo las suyas y formó la marimorena con La novia de Rintintín y otras cosas... Pero yo armé también un lío cuando llegué a Los Canasteros, el tablao de Caracol".
Inevitablemente, salió el nombre de Caracol, su ídolo. Y también el de Mairena. "Con Mairena me quito el sombrero; pero con Caracol me lo quito dos veces, porque soy caracolero", afirmó el maestro sin titubeos.
Se llegó a la conclusión de que fundiéndolos a los dos hubiera salido algo grandioso.
