Es sin duda el ‘líder de su manada' desde pequeño pero ahora se enfrenta a una nueva aventura profesional. Eso sí, volverá a rodearse para ello de sus mejores amigos...
-¿Qué veremos en su nuevo programa, El líder de la manada ?
-Es un formato diferente en el que no habrá perros en grandes mansiones sino animales que no tienen nada y que han vivido en protectoras sin encontrar en ese tiempo un hogar. La compatibilidad con los dueños cobrará gran relevancia. Es muy emocionante ver cómo todos colaboran por el bien de los animales, incluso las familias que finalmente no se quedan con ellos. Llevamos siete semanas grabando en la sierra de Madrid y esperamos estrenarlo a finales de septiembre o principios de octubre . Creo que en España, donde hay más amplitud de mente y el concepto de respeto está más asentado que en mi tierra (México), encontraré un contexto social más adecuado para luchar contra el abandono y promover un cambio internacional en el trato al animal.
-¿Desde cuándo le gustan los perros y, lo más importante, desde cuándo los entiende?
-Desde que tenía uso de razón, ya que tuve la gracia de nacer en un rancho y de estar en permanente contacto con la naturaleza. En esa realidad, es algo natural y fundamental respetar a la gallina, el puerco, la cabra o la vaca, ya que se vive de estos animales. Lo mismo ocurría con los siete u ocho perros que mi abuelo tenía siempre en casa. Conviví con ellos desde pequeño y, al igual que aprendí el idioma, interioricé costumbres y valores.
-Eso le llevó a tener siempre un perro en su vida. Pero ¿Cómo dio el salto a la televisión?
-Expresé mi interés por hacer un show televisivo en el momento idóneo y ante la persona adecuada. Después, todo fue sobre ruedas y, auspiciado por un periódico que patrocinó mi propuesta, varios productores se interesaron por mi labor como entrenador de personas y rehabilitador de perros. Gracias a que el perro tumba las fronteras religiosas o políticas, mi futuro como encantador de perros ha ido creciendo. ¡Todos quieren saber cómo relacionarse con su mascota! Da igual de dónde seas o cuáles son tus creencias, porque el perro se convierte en un conducto universal.
-Entonces, no depende del ‘status' del amo su comportamiento...
-Me río mucho cuando me preguntan si los animales de los ricos se portan mejor. La verdad es que los perros no suelen percatarse de que viven con un famoso... [risas]. En ese sentido, son geniales para poner los pies en el suelo a quienes se pierden en el triunfo y la fama. Te hacen ver que todo es más simple y, de hecho, hay vagabundos que tienen grandes perros. Al perro no lo compras sino que te lo ganas.
-¿Tenemos entonces mucho que aprender de ellos?
-Igual que de los ancianos, que son grandes maestros de valores, serenidad y tranquilidad espiritual. Lo mismo sucede con los perros y, si estás tranquilo, ellos te hacen caso. El estrés debe ser contrarrestado con relajamiento, sin confundir esto con el típico amor incondicional hacia las mascotas. Yo siempre me acuerdo de una de mis clientes, la presentadora de televisión estadounidense Oprah Winfrey, una señora multimillonaria y famosísima a quien sin embargo su perro no hacía caso, debido a que transmitía al animal su miedo por que mordiera a otras mascotas. Su seguridad en antena desaparecía ante el perro y, para ganarse su lealtad, le enseñé a ser honesta y equilibrada.
-¿Dónde está la clave?
-En la vida del animal somos energía y no posición ni títulos. Solo les interesa la conciencia de uno mismo y lo que somos emocionalmente. Además, van pareciéndose a sus dueños y acaban copiando posturas, horarios y miradas.
-¿Cuántas mascotas tiene?
-Traigo a casa un máximo de cinco perros (pese a que en mi rancho caben 50) y tengo dos tortugas, dos camaleones y dos canarios.... Y dos hijos y una mujer [más risas].
-¿Qué características tiene un animal bien enseñado?
-Lo principal es la confianza mutua. Un perro correctamente adiestrado no te preocupa porque predomina la paz y es mucho más que un compañero. Vives con él una relación muy pura y comprensiva, casi psíquica. Se crea una gran sensitividad y, como ellos están muy conectados con el universo físico, son capaces de predecir y sentir acontecimientos como los terremotos. Eso ocurre cuando el perro está centrado y conectado a sí mismo y el amo es respetuoso con sus necesidades, dejándole ser él. Amar a un perro es lo más fácil del mundo pero requiere estructura y un ejercicio de liderazgo. Para ser líder hay que ser antes un gran seguidor.
