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Para un alcalde que no va de farol...

"Los primeros tres millones de veces que las vi me dieron arcadas, pero ya estoy acostumbrado". Antonio Roales se mofará de las farolas de diseño de la Plaza del Pan, que es lo que se lleva ahora.

el 14 sep 2009 / 21:09 h.

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"Los primeros tres millones de veces que las vi me dieron arcadas, pero ya estoy acostumbrado". Antonio Roales se mofará de las farolas de diseño de la Plaza del Pan, que es lo que se lleva ahora. Pero con esa actitud se pierde lo que tienen de bueno: que las palomas no se pueden posar en ellas, porque se resbalan. Aun así, el veredicto de culpabilidad emitido por el encargado de la joyería Natalia obtiene la unanimidad de toda la plaza, que en estos días luce su iluminación navideña. "No, navideña no, Dios nos libre; eso es decoración de solsticio. La verdad es que el adorno le va perfecto a las farolas". Antonio chasca la lengua ante el nuevo triunfo del clan de IU en el Ayuntamiento: el alumbrado laico. No son lucecitas normales de las de siempre, con angelotes, campanillas y guirnaldas, sino que son... cómo decirlo... colgaduras minimalistas, esquemáticas, sinópticas, abreviadas, siderales, que penden de los citados palitroques luminosos como podían pender de las orejas de una gitana canastera o de los monolitos colosales de Stonhenge, tan de solsticio él. Unos palitroques, por cierto, que para unos serán farolas y, para otros, un pack de alcayatas del Lidl. Son feos filosóficamente, o sea, feos per se, ya que en Sevilla no hay nada con qué compararlos salvo el libro del famoso pensador Heidegger titulado Ser y tiempo, para quien lo tenga en la mesita rinconera.

Habla Rocío, encargada de la tienda de complementos de novia Bugatto: "Eso es espantoso, lo decimos todos los comerciantes y toda la gente de la zona: son horrorosas. Y los bancos que han puesto, también". Suerte que no se ha fijado en los faroles de pared: si alguien no ha visto todavía la cabeza de un extraterrestre conservada en una urna, ahora tiene ocasión de hacerlo. ¿Está eso bonito? Acaba de decir el alcalde que el respetable mucho protestar, mucho protestar, pero nadie se queja de la birria de faroles de Sierpes o de Tetuán. ¿Tendrá razón?

Las de Tetuán son faroles normales, inspirados en los clásicos de la Judería, aunque menos coquetos, más simplones y mucho más industriales; no dan frío ni calor, sólo luz. Las de Sierpes son directamente farolas de autopista de peaje, iguales que las de Imagen, la Encarnación, el Rialto y la mayoría de las calles y plazas de Sevilla. Las que se pusieron cuando Franco, que todavía siguen ahí. Hay una enorme de alta y enorme de fea justo delante de una de las iglesias más antiguas de la ciudad, Santa Catalina, a la sazón declarada monumento nacional. La iglesia, no la farola. Es la cultura de lo práctico; otra que sumar a las tres del folleto pedagógico. Nada de lo que el alcalde Monteseirín tenga la culpa, salvo que no las cambie.

Pues así, pero no con pie sino atornilladas a la pared, son las de Sierpes. "¿A verlas?", se pregunta extrañada la señora Juana Moreno, propietaria de la despampanante tienda de artesanía Sevillarte, que lleva allí 22 años y todavía no se ha fijado en cómo son. Se asoma a la calle y mira hacia arriba. "Ah, pueeees... Bueno, no puede decirse que sean bonitas. Ni me gustan ni me disgustan. A mí quien me disgusta es el alcalde, que me ha dejado la tienda vacía al prohibir que pasen los coches y los autobuses. El otro día lo hablábamos los comerciantes: cuándo has oído tú, llegadas estas fechas, el sonido de los tacones por la calle Sierpes. Solamente ahora. Fíjate: no hay nadie. Un tercio de lo que solía haber. Y hace muy poco tiempo, apenas tres años, había que ir sorteando a la gente para poder pasar". Tal vez por eso la señora Moreno no había tenido tiempo de fijarse en las farolas durante los últimos 22 años. Un disgusto que se ha ahorrado.

En mayo pasado el alcalde presentó una cosa que no cuenta, porque era en vísperas de elecciones: el modelo de farola que quiere para el Centro. Evoca los tiempos de Aladino I, Rey Moro de Ixbilia. Pero hete aquí que no todo en esta vida es el Centro, y que de las 65.000 farolas de Sevilla apenas se salvan unas pocas. Rochelambert, Nervión, El Cerro, Los Remedios... Menudo Plan Renove se le plantea al alcalde. Para financiar semejante operación, como no se ponga a frotar su modelo de farola...

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