Economía

Parados y, encima, mayores

Cuando el desempleo conduce, además, a problemas físicos y psicológicos

el 06 feb 2011 / 21:09 h.

En primera fila, Igor Mertyn (Polonia), Montse Ros (Barcelona), Gerlind Jäckle (Alemania) y Jorge Washington, Cecilia Ramos e Inmaculada Chaves (Sevilla). Detrás, Justina Swiatek y Anita M. Mertyn (Polonia) y Dieter Schulze (Alemania).

Llevar muchos años en paro y ser mayor de 45 años es un cóctel de muy escaso éxito para encontrar un trabajo, y menos si la persona que lo busca fracasa una y otra vez y, al final, enferma, y la parálisis se adueña de él. Depresión. Entonces, la inserción laboral va más allá de la formación, necesita una ayuda física y psicológica, pero el sistema oficial actual no se lo ha planteado y se ciñe a cursos, cursos y cursos.

En 2002 apareció en Alemania una asociación que prestaba esta asistencia adicional, y a partir de su experiencia surgieron otras en España, Bulgaria, Polonia y Francia, siempre vinculadas a la filosofía de las ONG. Ya en plena crisis económica, en 2009, decidieron compartir sus visiones y nació así el proyecto 50 Fit bajo el amparo de la Comisión Europea. Su misión es favorecer el retorno al mercado laboral de aquellos desempleados de larga duración que superen los 45 años de edad, mediante un respaldo no sólo orientador y formativo, sino también sanitario y psicológico.

Las cinco asociaciones miembros de esta red comunitaria, bautizada como REIN, mantuvieron ayer una reunión en la ciudad de Sevilla. El alemán Dieter Schulze es su presidente. "La política contra el paro antes se enfocaba sólo hacia la cualificación, no entendía a la persona desempleada, ni que ésta pudiera enfermar simplemente por carecer de trabajo. La política laboral y la sanitaria, por tanto, hablaban dos idiomas distintos. Los estudios revelan, sin embargo, que la tasa de mortalidad en las personas desocupadas es cuatro veces mayor que entre las empleadas, duplican las visitas al médico y presentan más depresiones".

A lo largo de seis años, la asociación germana trabajó por la incorporación de las cuestiones sanitarias a los programas oficiales contra el desempleo de larga duración. Lo logró. Schulze dice presumir de que 30.000 parados han sido reinsertados gracias a su colaboración.

Gerlind Jäckele coordina esta asociación de Alemania. "Quienes acuden a nosotros, que son tanto parados de baja como de alta cualificación, cambian la percepción de su situación y de su vida, mejoran la salud, la nutrición, la autoestima..." ¿Cómo? Con ejercicios de musculación, pilates, sesiones de alimentación saludable... Cada día algo distinto".

En Polonia tienen un enfoque distinto al abordar el problema de los parados de larga duración, explican los responsables de la asociación en este país, Igor Mertyn, Anita M. Mertyn y Justina Swiatek. "Trabajamos con parados de larga duración, pero también con discapacitados o jóvenes sin ocupación, y los preparamos para los negocios, la contabilidad, la creación de pequeñas empresas sobre todo del sector servicios, al tiempo que les ayudamos a encontrar el dinero".

Igor Mertyn afirma que el 90% de quienes montan su propia empresa "tienen éxito". De hecho, comenta, el emprendedor sólo conseguirá financiación para su proyecto si éste viene precedido por el certificado de la asociación que preside.

La psicóloga catalana Montse Ros lleva las riendas de Probens, Asociación de Estudio y Promoción del Bienestar Social , con sede en Barcelona, Sevilla y Mallorca. Su especialidad, combatir la baja autoestima del desempleado, que supere "su bloqueo" al buscar un trabajo, que se enfrente a la nueva realidad laboral.

"Quien lleva empleado toda la vida en lo mismo no sabe siquiera cómo rastrear un ocupación pues antes, por ejemplo, no existía internet". "Surgen así enfermedades crónicas, las adiciones como el alcohol y un malestar físico que no son sino consecuencia del propio estrés de no saber qué hacer". La clave estriba, dice Ros, en que "descubran sus otras capacidades de adaptarse".

Inmaculada Chaves coordina Probens en el barrio de la Macarena de Sevilla, con una elevada población de inmigrantes, "aunque atendemos desde aquí a cualquier persona, extranjera o no, en riesgo de exclusión social". Su actividad principal, la orientación, que aprendan a caminar, dónde está la senda de las empresas.

La llamada de Washington

Guarda en una carpeta verde, que porta bajo el brazo, los papeles del juzgado que conducen al embargo del coche de su marido, Jorge Washington, al no poder pagar las letras del crédito con que lo compró. Desde hace dos años, ella, Cecilia Ramos, está desempleada, y tres lleva él también abonado a las listas del paro de larga duración, nueve suman en España, de ellos cinco en Zaragoza, los últimos cuatro en Sevilla, barrio obrero de Pino Montano, donde familiares dieron apoyo a esta pareja ecuatoriana y a uno de sus dos hijos, el otro, casi treintañero y militar, sigue en su país natal.

La crisis se llevó por delante sus empleos, ella asistenta de hogar, él fue mecánico de coches, conductor y trabajador de la limpieza. Rondan la cincuentena y nadie los llama para trabajar. "Pasan los meses y los meses y es desesperante, los recibos hay que pagarlos, alquiler, agua, luz". Cecilia recibe una ayuda familiar y limpia seis horas a la semana en la casa "de una señora". Jorge no tiene subsidio alguno y sus únicos ingresos aparecen al cambiar el aceite o hacer "arreglos" a los vehículos de los amigos. Al hablar, llevan la pena a rastras, y con ella, dicen, a Dios, "que todo lo puede".

El matrimonio acudió a la Asociación de Estudio y la Promoción del Bienestar Social (Probens), que tiene sede en el barrio de la Macarena. "Nos orientan y nos ponen en contacto con empresas y damos cursos de informática o de cómo elaborar un currículum". Y con éste van a los polígonos, a las ETT, a las compañías, a las tiendas... "Siempre nos dicen que nos llamarán, y no llaman". No quieren volver a Ecuador, allí "todo está peor", pero si no encuentran trabajo, "¿quién sabe?"

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