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Paralizada la exposición del Carambolo por el encono político

El tesoro del Carambolo, compuesto por 21 piezas de oro de 24 quilates de casi tres mil años de antigüedad, es propiedad del Ayuntamiento de Sevilla y se conserva en la cámara acorazada de un banco en Sevilla.

el 14 feb 2015 / 17:01 h.

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caramboloLa exposición del tesoro tartésico del Carambolo, que el Ayuntamiento de Sevilla tenía prevista para conmemorar el 50 aniversario de su adquisición, se ha demorado y sus trámites han llegado a una vía muerta por el enfrentamiento político entre el Ayuntamiento (PP) y la Junta (PSOE). El alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, para tratar de desbloquear los trámites, llamó por teléfono el viernes 6 de febrero al consejero andaluz de Educación y Cultura, Luciano Alonso, quien no se puso al teléfono y aún no le ha devuelto la llamada, según han asegurado a Efe fuentes municipales. La Consejería de Educación y Cultura, a requerimientos de Efe, ha contestado que no tiene nada que decir sobre el asunto. El tesoro del Carambolo, compuesto por 21 piezas de oro de 24 quilates de casi tres mil años de antigüedad, es propiedad del Ayuntamiento de Sevilla y se conserva en la cámara acorazada de un banco en Sevilla. Una réplica efectuada por el orfebre sevillano Fernando Marmolejo se muestra en el Museo Arqueológico de Sevilla, gestionado por la Junta de Andalucía, que tiene también las competencias en materia de Bienes Culturales. El Ayuntamiento, que cuenta con el respaldo del Ministerio de Cultura, tenía previsto mostrar el tesoro al menos durante dos meses en la Sala Capitular Baja de su sede central, en el centro de Sevilla, mientras que la Consejería de Cultura tiene cuatro informes técnicos que señalan que ese lugar no es apropiado para mostrar un tesoro de incalculable valor, único en su género. Esos informes están firmados, respectivamente, por técnicos del Museo Arqueológico de Sevilla, de la Dirección General de Bienes Culturales de la Junta, de la Dirección General de Museos de la Junta y de la empresa de seguridad Vinsa, que fue la encargada de la custodia de las tres piezas del tesoro que el año pasado viajaron a Nueva York para formar parte de una exposición sobre antiguas culturas orientales. El tesoro del Carambolo, hallado en la finca de ese nombre, muy próxima Sevilla, en 1959, en unas excavaciones dirigidas por Juan de Mata Carriazo, está integrado por dos brazaletes, un collar, dos pectorales con forma de piel de toro y 16 placas que podrían conformar un cinturón y una corona, con un peso de 2.950 gramos. El original del Carambolo, siempre por razones de seguridad, se ha mostrado en contadas ocasiones, en 2009 en el Museo Arqueológico de Sevilla con motivo del cincuentenario de su hallazgo, en un breve periodo posterior a esa fecha, cuando fue sustituido por la réplica ante el costoso presupuesto de 145.000 euros anuales en seguridad que requería su exposición. También se mostró en 1990 en Fibes, en 2000 en Cajasol, en el Arqueológico de Sevilla entre 1967 y 1977, durante la Expo 92 y, en Madrid en 1963, durante dos semanas en el Museo Arqueológico Nacional. Con motivo del viaje de tres piezas a Nueva York también se puso de manifiesto el enfrentamiento entre la Junta y el Ayuntamiento de Sevilla, partidario éste desde un principio de efectuar el préstamo mientras que aquélla cuestionó la premura municipal aduciendo los informes previos técnicos para autorizar el viaje. El anterior Gobierno municipal de Sevilla, del PSOE, intentó que el original se mostrara permanentemente en el "Antiquarium", un subterráneo de la Plaza de la Encarnación, bajo el Metropol Parasol popularmente conocido como "Las setas", pero la Consejería de Cultura determinó que no había condiciones de seguridad. El misterio sigue rodeando al tesoro, como a la civilización por cuyos orfebres fue labrado, ya que no hay certeza sobre la utilidad y significado de sus piezas y, mientras los arqueólogos Fernando Amores y José Luis Escacena han aventurado la hipótesis de que las piezas de oro servían para adornar a los toros inmolados a los dioses Baal y Astarté, otros especialistas descartan que la riqueza material y el detalle artístico de esas piezas fuese destinado a animales.

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