El Sevilla y el Valencia son como “primos hermanos” –Emery dixit–, dos equipos que ocupan puestos de Liga de Campeones. Son dos equipos que aspiran a meterse de lleno en la pelea de los dos grandes, aunque haciendo honor a la verdad difícilmente lo consiguen. Son dos clubes que tienen aficiones exigentes como las que más, fieles, pero que no perdonan la relajación. Nervionenses y ches tienen en su plantilla jugadores de una calidad espectacular. Luis Fabiano, Villa, Negredo, Silva, Navas, Mata... Son dignos de cualquier club grande, y el Sevilla y el Valencia, por detrás de Barcelona y el Real Madrid, lo son.
También se parecen los dos equipos en que sus entrenadores están cuestionados, por muy buenos resultados que logren. A Emery, tercero en la Liga, se le reprocha su discreto primer año y la eliminación esta campaña de la Copa del Rey. A Manolo Jiménez se le critica el bajo rendimiento en casa y en la Liga de comienzos de 2010 y el mal juego del equipo. Tanto es así que la continuidad del vasco está en el aire y la del arahalense pendiente de los objetivos. También se parecen ambos en que gustan más de la defensa que del ataque. Buen ejemplo el de ayer, en el que el Valencia de Emery mostró una imagen pobre y decepcionante y en el que el Sevilla ganó haciendo un partido serio, tanto como horroroso, en el que apenas hilvanó una jugada en condiciones.
Claro que tambián hay diferencias entre los dos equipos. El Sevilla ficha mejor últimamente. El Sevilla tiene un director deportivo que canta chirigotas, pero que también suele acertar en los refuerzos –después de tanto Mosquera y Chevantón vienen bien los Zokora y Stankevicius, que buena pinta tiene el lituano–. Y a día de hoy el Sevilla puede presumir de ser el primero entre los mortales, por mucho que esté a tres puntos –cuatro con el goal average– del Valencia. Es semifinalista de Copa y está en la Champions. Por ahora, es el primo fuerte.
