La última propuesta de Rajoy parece no haber sido del agrado de casi nadie. Tan sólo unas horas después de que el líder popular expresase su apuesta en materia de inmigración, hacer un contrato de integración a los extranjeros, ya arreciaban duras críticas desde el resto de partidos, asociaciones sociales y ONG, que arremetieron contra una medida "racista".
El presidente del Gobierno fue casi el primero en reaccionar. José Luis Rodríguez Zapatero calificó de "absolutamente superfluo" y vacío de contenido el "contrato de integración" propuesto por el líder del PP, Mariano Rajoy, para los inmigrantes, ya que su contrato, como el de todos los ciudadanos, es "cumplir las leyes". También desde el Ejecutivo, la vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega, dijo que la medida planteada por Rajoy "genera un caldo de cultivo que sólo conduce al racismo y a la xenofobia".
No obstante, el más ácido fue el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, que calificó las propuestas de Rajoy de "humo con un tufo de xenofobia", en consonancia, subrayó, con el desplazamiento del PP hacia la derecha. Desde su punto de vista, el contrato principal que deben cumplir los inmigrantes es el mismo que los españoles: la Constitución. Además, se preguntó "¿quién va a establecer el catálogo de buenas costumbres, cuáles son, las de Rajoy o las mías, las del señor Rouco o las de los agnósticos, las de los padres o las de los hijos?"
Fue el miércoles cuando Mariano Rajoy lanzó su propuesta. En principio, la presentó como un contrato de inmigración con validez jurídica que se propondría a todos aquellos inmigrantes que quieran obtener un permiso de residencia legal en España superior a un año. Con ese contrato, explicó, el inmigrante se comprometería a integrarse "activamente" mediante el cumplimiento de las leyes, el respeto de las costumbres españolas y el aprendizaje de la lengua. Ayer, el secretario de Libertades Públicas y Seguridad del PP, Ignacio Astarloa, dio más datos y precisó que dicho documento se ofrecería a estas personas cuando renueven por primera vez el permiso de residencia, ya que es entonces cuando se puede demostrar, según el PP, su vocación de permanencia en el país.
Astarloa hizo referencia a uno de los asuntos más polémicos que tienen que ver con esta propuesta: el uso del velo islámico. El responsable popular dijo, en este sentido, que su partido regulará su uso para evitar que el empleo de esta prenda suponga un elemento de discriminación para la mujer y garantizar la igualdad entre sexos.
También explicó que el "contrato de integración" sólo busca poner "orden, legalidad e integración" en el "caos" que, en su opinión, ha supuesto la política en esta materia del Gobierno de Rodríguez Zapatero. El responsable popular criticó que el PSOE sólo haga "chascarrillos" sobre la propuesta del PP y pretenda "minimizar" un debate que "está en la calle".
El rechazo. Sin embargo, ni el PSOE ni el Gobierno fueron los únicos que se lanzaron a criticar la medida. Desde la Federación de Asociaciones de SOS Racismo se la calificó de "iniciativa explícitamente racista en contenido y planteamiento", al tiempo que exigen su retirada. El PP "viola los principios básicos del Estado de Derecho, al condicionar el disfrute y el ejercicio de estos derechos a la firma de un documento".
Mientras tanto, la presidenta de la Coordinadora Nacional de Ecuatorianos en España (Conadee), Aida Quinatoa, denunció que esta medida "dejaría en manos del empleador la suerte del inmigrante" al proporcionarle "un arma muy poderosa de chantaje": que deberá "regresar a su país si durante un tiempo si no encuentra empleo".
Por su parte, el sindicato UGT calificó de "perversa" la idea de Rajoy y aseguró, en un comunicado, que la medida recuerda a la "peores" reivindicaciones de ciertos partidos de ultraderecha europeos y que considera a los inmigrantes "potenciales infractores" de las normas o "defraudadores".