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Pasión galopante

el 02 abr 2011 / 06:47 h.

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¿El papel del caballo en la pasión de Cristo? Un caballo era lo que hacía falta para llegar hasta la puerta de la Fundación Cruzcampo, que es donde se celebraba el acto aquel, porque vaya tela cómo están aquellos contornos con tantas obras, hormigoneras, ferrallas, socavones, corrugados, vallas y montoncitos de cosas de esas que manchan. Hacía falta un percherón del arma de Zapadores para cubrir ese viacrucis.

Pero mereció la pena el ejercicio de funambulismo, o de equitación, o de fe, porque actos como el de esta semana se viven una vez en la vida, y mucho es.
El ponente era Francisco Acedo Trujillo, creador y presidente del Escuadrón de Caballería de la Paz, presidente que fue también de la federación hípica andaluza y vicepresidente además de un puñado de otras instituciones similares españolas. Vamos, que habría llevado en el móvil la sintonía de Bonanza si no fuera porque a sus órdenes tiene a lo más sonoro y español que ha tocado crin en la historia de la Sevilla cofradiera. De hecho, durante la conferencia estuvo arropado en todo momento por 16 lozanos ejemplares de este cuerpo musical, con sus banderines, clarines, timbales, uniformes de dragones de Isabel II y yelmos con colas de caballos.

Acedo salió a la palestra asegurando que ni traía papeles ni había ido allí en plan pregonero, pero tal como lo dijo comenzó a versificar de memoria y a bocajarro cual si una lengua de fuego se hubiese instalado sobre su coronilla, para mayor gozo de un respetable entregado que, en número de 200, llenaba a reventar el salón de actos de esa casa que tantas alegrías (y tan fresquitas) ha dado a los sevillanos.
El comienzo de su alocución ya lo predecía todo: "¿Qué es el caballo?", se preguntaba el orador de forma retórica, para responderse que "Dios tomó un puñado de viento del sur, sopló sobre él y le dijo: Tú no eres un animal, eres un rey". Y una cosa muy bonita: que el caballo "nos ha hecho caballeros", máxima distinción que una persona puede lucir. A partir de ahí no sonó extraño que dijese que Jesús, "cuando sale a evangelizar a los 18 años, emplea un equino porque él andando no podía ir a todos lados".

Ni sorprendió que dijese que Pilatos tenía "un caballo tordo con cascos de oro y grupa ancha" y la Verónica fuese montada en "una yegua torda" y Longinos en un alazán. Y cada pocos minutos, daba paso a los músicos. Espectacular. Allí, metidos en un salón cerrado con el Escuadrón de la Paz, ¿qué decir? ¿Qué decir, que pudiera oírse? Pues que la gente pegaba unos respingos que no vea. Pero precioso de verdad, ¿eh? Un poeta habría visto los tímpanos de la gente salir huyendo por debajo de la puerta, porque eso como sienta bien es al aire libre. El papel del caballo en la Pasión: pues claro que sí. Que no le hagan creer que iban en bici.

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