Economía

Pasiones sobre la pista

El vuelo, más prolongado de lo previsto, hizo esperar una hora al Rey Juan Carlos

el 11 dic 2009 / 23:14 h.

El Rey Juan Carlos se dirige a familiares, trabajadores y autoridades, a quienes felicitó por el vuelo. Es la segunda vez que respalda el A400M en Sevilla.

Que la aeronáutica es una actividad de riesgo quedó confirmado ayer para quienes llegaron, temprano en la mañana, a San Pablo y se dispusieron a contemplar en directo el tan esperado despegue inaugural. Riesgo de morir congelado. Que se lo digan a todos los invitados que se dejaron el abrigo en el coche pensando que "como estamos en Sevilla... no podía hacer tanto frío". Nada más lejos de la realidad.

Lo curioso es que los comentarios -desde las nueve de la mañana, hora en la que arrancó el primero de los cuatro motores, hasta las 10.15 hacía fresco a la intemperie- se producían en muchos idiomas. Es lo que tiene formar parte de una compañía europea en la que franceses, alemanes, británicos y españoles tienen que trabajar juntos, y encima, entenderse. Y he aquí que se nos olvida que, estando en Sevilla y en España -donde el idioma no es su gran fuerte, precisamente- todos los discursos, presentaciones, avisos y demás se realizaron en lengua inglesa, salvo la de los españoles (y esto a medias, es lo que tiene que el inglés sea el idioma universal dentro y fuera de la compañía).

Dejando el frío al margen, la organización del evento salió redonda. Atención personalizada, buen catering, un centro de trabajo del tamaño de medio hangar para la prensa con ordenadores incluidos, conexión wi fi, pantalla gigante para no perder detalle... un paraíso. Sólo falló una cosa. El avión no aterrizó cuando estaba previsto y no es que se hiciera de rogar, es que obligó a esperar hasta al Rey, que se dio una vuelta para hacer tiempo.

Demoras. Al A400M, cuyo vuelo se ha demorado prácticamente dos años desde su primer anuncio, le entraron ganas de resarcirse y frente al máximo de tres horas de vuelo, casi alcanza las cuatro.

Primero estaba planificado que regresara a la una de la tarde. Luego, cuando ya todos los asistentes esperaban sentados -con el frío que hacía pese a la hora- llega el primer aviso. "Siguen con los ensayos, lo cual es buena señal, por lo que llegarán algo más tarde de la una". A eso de las 13.25 horas, segundo aviso. "Siguen haciendo pruebas, tardará unos 15 minutos más. Están a unos 25-30 kilómetros de aquí".

El reloj marcaba menos cuarto y aún estaba a unos cuatro minutos de distancia. Por fin, se divisó en el cielo y la espera quedó en nada. Eran las 14.02 horas.
Aunque fue el momento que pudo ver in situ, el Rey, como llegó a mediodía, no perdió ocasión de visitar la sala desde la que se controlaban todas las pruebas realizadas en el avión.

Toulousse. Fernando Alonso, jefe de ensayos en vuelo, confesaba más tarde que el monarca, al que le apasiona la aviación, no dejó de preguntar ni de interesarse, aunque lo que más le llamó la atención fue eso de que en Sevilla y en Toulouse se recibieran los mismos datos.

Y ahora que ya ha pasado todo y, sobre todo, que ha salido bien, Domingo Ureña, presidente de Airbus Military, reconoce que se lo comían los nervios y Alonso, que los ingenieros que seguían el despegue y aterrizaje -momentos de mayor tensión- estallaron en gritos y jolgorio. "Es algo típico de la industria aeronáutica. No sé si otras generan esa emoción. Es el romanticismo del vuelo. Es algo mágico, que hace que los que estamos en este negocio tengamos algo de apasionados y soñadores".

Rocky, el gallo ‘volador'. En realidad no había seis miembros en la tripulación, sino siete. El séptimo, que tuvo su momento de gloria cuando pilotos e ingenieros bajaron del avión, se llama Rocky y es un gallo de peluche con historia. Además de contar con galones y credencial, es el único que puede decir que ha participado en muchos vuelos inaugurales de aviones de Airbus.

Lágrimas de Ureña. Pocos momentos hay en los que la emoción por un logro profesional lleven a exteriorizar la alegría en forma de lágrimas. Un Domingo Ureña muy emocionado no pudo ayer ocultarlas tras el aterrizaje.

Un avión muy dulce. Casi se les hizo la misma fiesta a las tabletas de chocolate blanco con el A400M en relieve que el catering ofrecía a los asistentes.
Contratiempos y prisas. Algunos de los muchos trabajadores que no se quisieron perder tan histórico acontecimiento reconocieron que hasta último momento se encontraron con problemas, nada grave, aseguraron, pero que sí hicieron dudar hasta el último momento de si llegarían a tiempo para el vuelo. Además, constatan que sí que hubo prisas.

Sudáfrica, ese país. ¿Cree que con la exhibición del A400M se recuperarán los pedidos cancelados por Sudáfrica? Respuesta de Domingo Ureña: "Hoy quiero disfrutar". En efecto, no era día para hablar de malas noticias, sino de todo lo contrario.

¿Casualidades de la competencia? Qué tino tuvo ayer el gabinete de prensa del fabricante de aviones estadounidense Boeing. Justo ocho minutos después del despegue del A400M desde San Pablo, llegaba un correo electrónico a las redacciones anunciando el Primer vuelo del Boeing 787 Dreamliner para el día 15, un avión que compite con el nuevo A350 de Airbus.

Testigos de excepción. Ayer no se dejaron ver pero hubo dos testigos de excepción que contribuyeron a que el A400M sea lo que es hoy día. Francisco Fernández Sáinz y Carlos Suárez, quienes ocuparan la presidencia de la antigua EADS-CASA, no faltaron para ver volar su avión.

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