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Pateando tu culo

Mark Millar y John Romita Jr. concretan un trabajo que parte de una premisa muy sencilla: ¿y si los superhéroes fueran reales?

el 02 jun 2010 / 18:47 h.

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Los protagonistas de Kick-ass.
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Desde que sustituyera a Warren Ellis al frente de Authority a principios del presente siglo, la carrera de Mark Millar en el mundo del cómic norteamericano (que hasta entonces se había desarrollado con modestia en DC) dio un salto espectacular, colocando al escocés en una posición de la que todavía no se ha movido. Su forma de escribir, con intereses que van desde las políticas mundiales hasta las formas más radicales del mundo superheroico, quedó patente desde el primer número de la citada Authority, dando también a conocer la faceta que lo ha caracterizado siempre que las editoriales se lo han permitido: su fascinación por la violencia en sus más desatadas formas, una constante que títulos como Wanted, Los ultimates, El viejo Logan, Kick-ass o su más reciente título, Némesis, no han hecho sino explorar una y otra vez. Junto a este gusto por mostrar la violencia descarnada (un gusto que en Kick-ass alcanza cotas cercanas al gore), la otra característica que más explota el escocés es la facilidad que siempre ha ostentado a la hora de escribir unos diálogos que en la presente serie alcanzan cotas de realismo tan increíbles que parecen sacados de cualquier conversación.

En Kick-ass, Millar, junto a un Romita Jr. que se sale en cada página y composición narrativa (de un carácter cinematográfico espectacular), parte de una premisa bastante sencilla que sitúa a un chaval apocado y algo friki ante la opción de convertirse en un vigilante nocturno a lo Batman. Carente de superpoderes, la vida de Dave Lizewski cambiará por completo desde el momento en que decida enfundarse un ajustado traje y comenzar a patrullar las calles para dar caña a cuantos criminales encuentre.En su camino se cruzarán varios personajes con similares intereses entre los que se cuentan Big daddy y Hit-girl, padre e hija inmersos en una cruzada contra el crimen que alcanzará cotas hiperviolentas, no escatimando guionista y dibujante en miembros cercenados y sangre por doquier en un título que se lee con avidez y que deja la puerta abierta para una esperadísima secuela.

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