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Patria, cultura, economía y crisis

Consumir es patriótico. Así rezaba un reportaje de La Vanguardia hace pocos días. Citaba al ministro de economía británico, que ha declarado que "consumir es un deber patriótico para aquellos que tienen dinero".

el 15 sep 2009 / 19:18 h.

Consumir es patriótico. Así rezaba un reportaje de La Vanguardia hace pocos días. Citaba al ministro de economía británico, que ha declarado que "consumir es un deber patriótico para aquellos que tienen dinero". Es probable que muchas personas que pueden consumir, porque su empleo o su economía no corren peligro, no lo estén haciendo por un temor excesivo o por una expectativa de bajada de precios. Puede que no perciban los riesgos de su decisión. El daño colateral involuntario que puede estar provocando en su entorno, poniendo en riesgo el empleo de familiares, de amigos y desconocidos. Estos días se comenta en privado la soledad de muchas tiendas pequeñas, la tristeza de los centros comerciales, el sonoro silencio de los antaño ruidosos restaurantes, los concesionarios pletóricos de coches sin vender o las agresivas rebajas anticipadas. El periódico catalán, a la vista de la situación, ha hecho un llamamiento a favor del consumo, como los ingleses, defendiéndolo como un seguro de vida colectivo. Como titulaba uno de los artículos, "hoy por ti, mañana por mi".

Pero este periódico también se ha hecho eco de otra información igualmente significativa. Relataba una discreta reunión celebrada en Barcelona, convocada por una multinacional española, de treinta ejecutivos de empresas y cajas de ahorros catalanas. Un poderoso colectivo que representaba el 15 % del PIB de Cataluña y cerca de medio millón de puestos de trabajo. El objetivo era hablar de la utilidad de las tecnologías de la información como ayuda ante la crisis, en términos de mejora de la productividad. En un ambiente donde reinaba la tesis, que corre como la pólvora en todos los ámbitos, del próximo mes de julio como fin de la pendiente e inicio de un tímido pero sostenido crecimiento.

Pero, curiosamente, el protagonismo en esa reunión, según refleja la crónica, fue de las intervenciones que defendían la relevancia del cruce de destinos entre las cuentas de resultados, la salud de la cultura, el estado de la educación, la fortaleza y dinamismo de la sociedad civil, sobre todo, la importancia de cómo sentirse comunidad. Especialmente, de la responsabilidad de la clase dirigente, tanto política como económica, para conformar una conciencia colectiva del desafío que la crisis y el futuro presentan simultáneamente.

En Cataluña algunos hablan de patria, economía, cultura, pensando en la sociedad que quieren ser cuando la crisis pueda ser historia. Fue un magnífico ejemplo de una reunión de personas informadas, que usaron como excusa los problemas actuales para pensar en necesidades más profundas. Pensando en la sociedad como una orquesta. Donde el sentido del tiempo, el ritmo, la armonía, el tono, el conocimiento de la partitura, la oportunidad de la obra, la exigencia del público, la ambición por el éxito, son imprescindibles para poder combinar la gestión de la crisis con la imaginación por el futuro. Sin duda, un impagable ejemplo de valentía e inteligencia en estos tiempos de incertidumbre.

Abogado. opinion@correoandalucia.es

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