El ex futbolista argentino Fernando Cáceres continúa en estado crítico después de ser tiroteado por un chaval de 15 años cuando acababa de pararse con su coche en un semáforo de Ciudadela, una localidad del Gran Buenos Aires. El suceso toca de alguna manera a Mariano Pavone. Porque es futbolista y compatriota de la víctima, porque también es de la provincia a la que da nombre la capital del país y porque su familia política, y por tanto él mismo, ha sufrido episodios similares en más de una ocasión.
"Justo donde le pasó a Cáceres tiene mi suegro el negocio. A él también lo pararon en un coche, pero tuvo la suerte de que no le dispararon", reveló ayer el delantero del Betis cuando se le inquirió por el caso que tiene al fútbol argentino en estado de shock. Su suegro es Enrique Molinari, padre de la modelo Carolina Molinari, y su negocio es una "bulonera", algo así como una macroferretería "de siete pisos" en una de las avenidas más importantes de Ciudadela. El suceso ocurrió no hace mucho y los chavales también iban armados con una pistola, pero en vez de dispararle lo golpearon con la culata y le robaron el automóvil.
"Los argentinos, lamentablemente, estamos acostumbrados", añade el punta de Tres Sargentos, que completa el dibujo del día a día en esas calles con otro ejemplo clarificador: "Cuando se hace de noche, mejor bajarse corriendo del auto. Y en los semáforos, mejor no pararse. Aquí tienes la tranquilidad de que no pasa nada de eso". Lo peor es que los delincuentes ni siquiera persiguen el dinero. Sólo ansían avanzar en la jerarquía de las bandas. Cuanto más conocida sea su víctima, más suben en el escalafón. "El problema es que la justicia sólo actúa si le toca a alguien importante, como ha pasado ahora", lamenta Pavone.
