Hasta hace pocos meses, el nombre de Arthur de Pins era virtualmente desconocido en los círculos comiqueros de nuestro país. Algo que cambió con la edición, el pasado verano, de la hilarante Pecados veniales por parte de Dib-buks, una obra en la que se nos daba a conocer a un autor para el que la dificultad de hacer reír a carcajada limpia no era mayor que la de dibujar con una sencillez pasmosa.
Proveniente del mundo de la animación, que, en sus palabras, "tuve que dejar porque tras tres años de trabajo el resultado eran pocos minutos de metraje y daba la sensación de no haber hecho nada en tan prolongado tiempo", De Pins comenzó a trabajar en una revista francesa de cómics casi de casualidad. Y fue también la casualidad la que quiso que "el editor de Fluide Glacial viera mi trabajo y me propusiera realizar un álbum con los personajes que llevaba algún tiempo desarrollando". Dichos personajes (Arthur, Clara y toda una cohorte de secundarios) son definidos por el artista en las páginas de Pecados veniales como una serie de individuos cuyas vidas giran de forma casi exclusiva en torno al sexo.
"Aunque pueda parecer lo contrario, en las historias que dibujo hay un diez por ciento de cosas sacadas de mis propias experiencias o de cosas que me han contado amigos míos. El resto sale de mi imaginación", comenta el autor entre risas mientras repasa algunos de los sketches que forman parte de los dos álbumes recogidos en la edición española.
Caricaturizados, los personajes de De Pins no dejan de ser tan reales y palpables como cualquier amigo nuestro, algo que el autor agradece ya que "nunca ha sido mi intención ser realista".
A la espera de que se editen los dos álbumes siguientes, "en los que he recibido ayuda de Maïa Mazaurette para que defina mejor a la protagonista femenina", es éste un momento inmejorable para reCOMICdar los dos títulos que Dib-buks ha lanzado en nuestro país y acercarnos así a un autor genial.
