Cultura

Pedro Álvarez Ossorio: "Llevaré al teatro el lado oculto de Queipo de Llano en 2010"

El dramaturgo sevillano dirige esta noche en el Lope la última función de ‘María Estuardo’, una obra sobre la ambición política que él tan bien conoce. En cartera tiene convertir a Dechent en un polémico personaje.

el 20 nov 2009 / 19:52 h.

Álvarez-Ossorio, experiencia y verdad sin tapujos.
-¿Cómo una persona que estudia para perito industrial acaba dedicándose al teatro?
-Me metí porque daba trabajo rápido, pero pronto noté que necesitaba otra historia, por lo que empecé Filosofía y, en medio, me introduje en el mundo del teatro.

 

-Para estudiar Filosofía entró en un seminario. ¿Quería ser cura?                                                                                                                                             -Sí. Pero entré en un seminario muy particular, el Marcelo Spínola, que se dedicaba fundamentalmente a formar líderes. Agradezco mucho esa formación, porque ahí fue donde empecé con el teatro.

-Usted dirigió la Sala San Hermenegildo cuando era un teatro. ¿Qué le entra por el cuerpo cuando la ve ahora cerrada?                                                            -Como tantas cosas que pasan en esta ciudad... San Hermenegildo, el Instituto del Teatro o el primitivo Festival de Cine. Somos muy creativos pero somos a la vez muy cainitas. Abrazamos muy rápido las cosas nuevas, pero en cuanto empiezan a resaltar, despiertan muchas envidias. Es una característica de esta ciudad.

-También formó parte del Centro Andaluz de Teatro (CAT) en los 90. ¿Cómo lo ve hoy?                                                                                                                                    -Es otra cosa que nos hemos cargado, otro ejemplo de entidades creadas que hacemos desaparecer o casi desaparecer. El CAT de hoy me parece algo latente, pero no es un centro que intervenga en el proceso creativo de Andalucía. Está ahí, al servicio de los directores de cada momento. Es triste, pero en el fondo subyace que no hay un programa de cultura. En Andalucía siempre ha gobernado el PSOE. Un gobierno socialista crea el CAT y otro se lo carga.

-Con esos vaivenes se referirá a los cambios de consejeros en la Junta.
-Claro, casi siempre es ésa la causa. La etapa de Carmen Calvo, lo siento, pero para Andalucía fue terrible. Cuando se fue a Madrid, en su currículum lo único que pusieron fue la creación del Museo Picasso, y eso se empezó a gestar antes de que ella llegara. El resto fue destrucción. Los políticos se confunden cuando quieren dejar su propia obra. La mejor obra en lo público es consolidar lo que hay.

-¿Y cómo ve a Rosa Torres?
-Que al menos intenta poner un poco de orden en el caos generado por la consejería anterior. Quizá no sea los suficientemente ambiciosa, pero es de valorar que quiera consolidar las estructuras.

-Ha dirigido más de 30 obras, ha hecho cine, televisión y es gestor. ¿Con qué palo se queda?
-Los de mi generación teníamos dos opciones, quedarnos aquí o irnos a Madrid. Yo renuncié a irme porque quería un modelo de ciudad diferente, y es de lo que más orgulloso estoy.

-En el plano creativo, ¿qué tiene en mente para después de María Estuardo?                                                                                                                             -Tengo muchísimos proyectos. Monté El público de Lorca en Lisboa y querría volver a hacerlo en España. Además, estamos estudiando hacer una versión más adaptada a la posguerra española sobre la Historia del soldado de Stravinsky, más escénica y en clave flamenca. También tengo en proyecto hacer una versión teatral sobre Queipo de Llano, virrey de Andalucía. Y hace unos días me propusieron para finales de 2011 hacer algo coincidiendo con el aniversario de Jovellanos. Tengo trabajo para dar y regalar.

-Lo de Queipo de Llano suena a polémica.
-Por eso el teatro tiene que tocarlo. Es una iniciativa de Antonio Dechent, que me lo propuso hace unos años. Estamos dándole vueltas y pensamos meternos en ello en 2010. Realmente es un personaje importante en la historia de Sevilla, y habrá que hablar de él. Claro que despertará polémica. Sobre todo porque hay dos historias: una oculta que se cuenta sottovoce en algunos sitios, y otra pública de exaltación. Y está enterrado en la Macarena. ¿Es o no digno Queipo de Llano de estar ahí? Creo que la Memoria Histórica está para eso y el teatro debe hablar de esas cosas. Y sacar la parte oculta, por supuesto.

-¿Qué le parece el rodaje de la película de Cruise en Sevilla?
-Me parece bueno. Querría que se sacaran las cifras de verdad, lo que saca la ciudad y lo que sacan de la ciudad. Pero por el resto, estupendo. ¿No cerramos la Avenida para hacer una Semana Santa?, ¿por qué no para una película?

-Tras 10 años, ¿la Sala La Fundición ha cumplido su misión?
-Cuando creé esta sala pensé en que fuera un espacio con una compañía propia, con una programación estable y con compañías invitadas. Esto no ha podido ser. El problema es que no puedes llegar cada año sin saber con qué presupuesto cuentas. Este año aún no se han resuelto las ayudas a salas de la Junta, ni las de equipamiento del Ayuntamiento. Esto no puede seguir funcionando así.

-Ese problema lo tienen todas las administraciones...
-No hay Ley del Teatro, jugamos siempre con lo subjetivo de las personas que en cada momento están en un cargo. Cuando a alguien le nombran se cree que es el rey de algo y eso es un error. Pero no sólo los políticos, también pasa con el cuerpo de funcionarios: se creen los dueños del cortijo.

-María Estuardo aborda precisamente este asunto de la ambición política...
-No. Cuando monto una obra es porque me interesa y tengo algo que decir sobre ella. Evidentemente, tomo un texto que trata sobre cómo funciona la política y cómo se convierte todo en temas de intrigas, porque he estado muy vinculado a ella. No salvo a nadie en la obra, ni a mí mismo. Hay que decir las cosas claras, ni echar siempre flores ni criticar por criticar. Desgraciadamente, a los responsables de la política no se les elige por su eficacia en el sector que tocan. Nunca he visto a un máximo responsable de Cultura elegido por su cualificación cultural.

-¿Y eso sólo pasa en Cultura?
-En lo demás no sé, pero las personas no servimos para todo. La división en ministerios, consejerías o delegaciones tan específicas requerirían un currículum, un conocimiento. Me da vergüenza que algunos que asumen el cargo me llamen para conocer el sector. ¿Por qué puñetas los meten ahí? Quieren entrar en política, que es lícito, pero les dan Cultura como elemento residual. Se da por criterios de edad, sexo, profesión y provincia. Como tienen que equilibrar, pues dicen: ‘Me falta alguien de Córdoba'. Y esto es terrible.

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