Muy interesante y revelador resultó el coloquio celebrado en la Pérgola de la Feria del Libro alrededor de la figura de Gustavo Adolfo Bécquer, con la participación de tres prestigiosos participantes como el poeta y ensayista valenciano Pedro J. de la Peña, el erudito sevillano Rogelio Reyes y el escritor y profesor Rafael de Cózar.
Tal vez el más minucioso y polémico fue el primero, que no dudó en empezar descartando "el mito de su supuesto romanticismo. Bécquer no era romántico, y hay que decirlo claramente. Sus características fueron la modernidad y el simbolismo, y desde esos postulados debemos leerlo".
De la Peña recordó una frase del autor de las Rimas, "cuando siento no escribo", que demuestra que el sevillano no compartía esa incontenible espontaneidad que suele ser la marca de agua de los románticos. "Su modo de escribir consistía en guardarse las ideas, sofocar el sentimiento y meditarlo todo largamente, como quien copia, decía él mismo textualmente, de una página ya escrita", añadió el estudioso.
También tocó el valenciano algunos puntos delicados de la biografía de Gustavo Adolfo Bécquer, como su padecimiento sifilítico, que ocultaba "convencido de que no habría vendido tantos ejemplares de las Rimas si hubiera trascendido todo aquello", y resaltó "su mediocridad humana y su genialidad artística"
"Bécquer es, en fin", concluyó Pedro J. la Peña, a la sazón autor del volumen Mito y realidad de Gustavo Adolfo Bécquer. Las rimas, "el primer poeta del siglo XX, aunque muriera en el 1870".